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Por si quiere seguir saltándoselas: estas son las restricciones vigentes ¿cuándo se acabarán? Por Domínguez, ya

Por si quiere seguir saltándoselas: estas son las restricciones vigentes ¿cuándo se acabarán? Por Domínguez, ya
gaitán mascarilla
Gaitán consagra en el último decreto restricciones que la ciudadanía no cumple de forma general hace tiempo./archivo
Algunas de las restricciones que siguen impuestas por Sanidad chocan de forma abierta con la realidad social que se vive desde hace meses sin que su incumplimiento haya hecho repuntar la pandemia, según el jefe de Prevención del Ingesa, porque la vacunación funciona y se ha generado inmunidad de grupo. ¿Es hora de levantar restricciones? Domínguez cree que sí, todas menos las medidas individuales de protección. Algunas de las medidas impuestas son poco congruentes, las repasamos

Seamos honestos con nosotros mismos como sociedad. Lo hemos hecho bien, pero no cumplimos, en materia de covid, las restricciones de forma estricta. Usted, yo y su vecino hemos visto hace semanas que empiezan a florecer personas que no usan mascarilla en los ascensores (esos espacios tan, tan ventilados, como cualquiera puede apreciar sacando el dedo y mojándolo con la lengua para ver de dónde viene el viento). Cada vez en las aglomeraciones a la salida del colegio hay más titanes que desafían al virus a morro descubierto. Por no hablar de los bares, cafetines y demás zonas de recreo habitual. ¡Se puede bailar! Hemos lanzado los medios de forma casi unánime al conocer el decreto, el último, de Sanidad, ese texto que dice lo que usted puede hacer y lo que no, lo que debe y lo que no. Pero ¡ojo! Se hace obligatorio, aunque esté muy manido, citar a Sergio Dalma porque pocas veces la actualidad nos va a regalar algo tan bien traído: “Bailar de lejos, no es bailar / Es como estar bailando solo / Tú bailando en tu volcán / Y a dos metros de ti / Bailando yo en el polo”. Y justo eso, metro y medio es lo que obliga ese decreto a mantener de distancia a la hora del baile, y además con mascarilla. Lo de “corazón con corazón (…) Abrazadísimos los dos” no lo contempla el decreto. De que la música te pida besar ya ni hablamos. De las lentas, menos; del perreo... Pues eso.

Así que ahora con calma vamos a ir repasando de forma minuciosa lo que dice Sanidad que puede hacer y lo que no, por si como hasta ahora ha venido sucediendo en los últimos meses de forma cada vez más acentuada, la sociedad, usted y yo, queremos seguir saltándonos a la torera sus obligaciones. Y no es ninguna tontería, porque quizás lo que más sorprende del decreto es que a estas alturas, con todos los indicadores en nueva normalidad, sin nivel alguno de alerta desde hace 5 días y con riesgo bajo desde hace semanas, sigue consagrando restricciones a pesar de que cualquiera que haya pisado un poco la calle sabe a ciencia cierta que hace tiempo que la mayoría no se cumplen sin que eso haya repercutido en rebrotes o incrementos en la incidencia de casos. Es decir, el decreto y las restricciones aparecen ajenas a la realidad. ¿O alguien piensa en bailar a metro y medio?

Y eso es una de las cosas que valora por ejemplo el jefe de prevención del Ingesa, Julián Domínguez, en el pasado azote de la hostelería, para calificar de “ridículas” algunas de las restricciones y reclama abrazar ya de golpe y porrazo la nueva normalidad dejando las restricciones en las de carácter de prevención individual, esto es mascarilla, higiene de manos, y, como siempre, sentido común para evitar riesgos. Y es que el debate está ahí y algunas de las restricciones que continúan impuestas por Sanidad que son de dudosa congruencia, cuando no, directamente discriminatorias, acentúan este debate. ¿Es hora de levantar las restricciones con carácter general?

Domínguez cree que sí, precisamente por que si con la gente bailando sin mascarilla durante todo el verano y haciendo cada vez más caso omiso a las recomendaciones hemos llegado a esta situación (la mejor de todo el país) todo apunta a que “la vacunación funciona”; la inmunidad está operando.

Y cita un ejemplo claro, la vuelta a las aulas se ha saldado con apenas incidencia, a pesar de que de 12 años para abajo no hay vacuna que los inmunice. Actúa la inmunidad de grupo, puede haber casos, pero no se propagan al ámbito familiar después por esas vacunas que han inmunizado a papá y a mamá, a la abuela y a la tita. Este viernes, sólo un docente en toda la comunidad educativa está cuarentenado por ser positivo, es uno de los 61 ceutíes en aislamiento. Una cifra que rozó los 2.000 en lo peor de la pandemia, hace casi un año. El curso pasado los brotes llegaban a la escuela desde casa, y ahora sencillamente no llegan o apenas.

Domínguez recomienda fijarse más en la tendencia, va a la baja desde hace meses, y no en las puras cifras de incidencia o hospitalización para tomar las medidas con antelación. Ahora vamos a la baja, pues se levantan restricciones, mañana se invierte la tendencia, pues se vuelve a considerar su aplicación.

Domínguez recomienda fijarse más en la tendencia, va a la baja desde hace meses, y no en las puras cifras de incidencia o hospitalización para tomar las medidas con antelación

El del baile es un ejemplo, pero no el único. Preguntado por esa aparente lejanía de la realidad, el consejero de Sanidad, Alberto Gaitán, argumentó que a la pregunta maliciosa del periodista le faltaba la parte de cuántas sanciones se habían impuesto a los locales en los que se bailó este verano. El dato no lo llevaba. Sean muchas, pocas o ninguna, las sanciones no está demostrado que eviten que el virus penetre las carnes y cause enfermedad. O dicho de otro modo, las multas no quitaron lo bailado. La realidad es la que es, se bailó y no subieron los contagios.

En sus respuestas a algunas de las cuestiones, Gaitán se remitió en todo momento al documento de actuaciones coordinadas aprobado por el Ministerio bajo el paraguas de la Interterritorial de Salud y que lleva fecha de 2 de junio de este año. Eso es lo que el consejero asegura que ha hecho su área a la hora de perpetrar el último decreto. No se ajusta del todo a la realidad. Echando un vistazo al documento es fácil deducir que algunas de las restricciones que siguen impuestas sobrepasan esas recomendaciones y otras, en cambio, no tanto ahora como en el pasado, se quedaban cortas.

Educación aula alumno estudiante  78

Aulas

Por ejemplo, las aulas. El curso empezó en septiembre con el sempiterno problema de los ratios de alumnado por aula excediendo el máximo legal en los aularios a lo largo y ancho de la red pública. Las ventanas siguen abiertas, y los estudiantes con obligación de no compartir material, portar mascarilla puesta y otra de repuesto y tener un gel hidroalcohóllico a mano. Los recreos se hacen en espacios acotados que separan con la intención de evitar contactos, pero el espacio entre pupitres no siempre llega al metro y medio porque de aplicar eso a raja tabla supondría “poner niños en los pasillos”, como evidenció una profesora al inicio de curso.

Sucede aquí como con lo de bailar, la realidad es terca. La situación es la que es, el espacio en las aulas es limitado y el alumnado excede las ratios. Aún así no se han registrado en este mes y medio largo de curso repuntes asociados a la actividad educativa pública.

Quizás de todas las aristas poco pulidas del decreto que sigue consagrando restricciones la más llamativa por absurda está en las actividades deportivas. Si la contradicción normativa citada anteriormente transmite cierta dejadez, aquí esa se traspasa al Instituto Ceutí de Deportes

Pues el decreto de Sanidad, publicado en el Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma de Ceuta sigue ignorando esa realidad y establece que “la actividad que se realice en academias, autoescuelas y centros de enseñanza no reglada y centros de formación, podrá impartirse de modo presencial, del aforo máximo permitido y se garantice la distancia interpersonal de 1,5 metros, debiendo cumplir además con todas las medidas higiénico sanitarias establecidas: uso de mascarilla (…) ventilación adecuada, distancia de seguridad interpersonal e higiene de manos”.

Es decir, se obliga a los centros privados a mantener una distancia que no se produce en los centros públicos por falta de espacio.

Contradicción normativa

Esa reglamentación choca además, como sucede en otros casos, con otro decreto de sanidad que se menciona de forma expresa como vigente. En el punto vigésimocuarto del decreto de este jueves se usa la fórmula habitual de “quedan en vigor aquellos decretos que expresamente se relacionan y cuantos no se opongan al presente decreto”. Y en concreto se relaciona uno, el de Sanidad del 25 de junio de 2020, que adaptó las medidas de carácter general que lanzó el Ministerio de Sanidad con el fin de la desescalada y la finalización del Estado de Alarma.

En aquel texto, vigente por citación expresa, no sólo se establecía el obligado cumplimiento de esas normas de distancia e higiene en las aulas de los centros privados de enseñanza, autoescuelas incluidas, sino que se les limitaba su aforo al 75 por ciento.

No es el único caso. La restauración -excepto los locales de ocio nocturno- no tienen ya restricciones de aforo. En ese decreto de junio de 2020, sí: “Los establecimientos de hostelería y restauración no podrán superar el setenta y cinco por ciento de su aforo para consumo en el interior del local”. Y otro tanto para las terrazas.

También limita al 75 por ciento el aforo en los “centros comerciales”, en plural.

Ninguna de esas tres restricciones de aforo se contempla en el decreto publicado el jueves. Preguntado por esta aparente contradicción este viernes, el consejero de Sanidad, Alberto Gaitán, se limitó a recordar que en caso de contradicción prevalece la norma más actual, es decir la del jueves y no habría limitación de aforo en ninguno de los tres casos citados.

Si bien, la falta de meticulosidad a la hora de prohibir o restringir actividades habituales que afectan a miles de personas en la ciudad sorprende y deja entrever cierta relajación a la hora de establecer la normativa y las restricciones a la libertad de operar de la ciudadanía en su vida cotidiana en un momento en el que la situación es de “nueva normalidad” y la tendencia sigue a la baja con menos de 3 casos por cada 100.000 habitantes en 7 días, por ejemplo. ¿Inercia? ¿Copia y pega? ¿Falta de rigor? ¿Es tan difícil refundir y actualizar toda esa normativa que se ha ido dictando durante un año y medio y que colea en decretos varios para poner negro sobre blanco lo que sí se puede y lo que no se puede hacer y cómo hacerlo?

Los federados son inmunes

Quizás de todas las aristas poco pulidas del decreto que sigue consagrando restricciones la más llamativa por absurda está en las actividades deportivas. Si la contradicción normativa citada anteriormente transmite cierta dejadez, aquí esa se traspasa al Instituto Ceutí de Deportes. La realidad es que mientras la Federación de Fútbol de Ceuta que gestiona las instalaciones deportivas para su uso en ese deporte no ha tenido mayores inconvenientes en adaptarse y permitir que clubes y amigos sigan alquilando espacios y jugando y entrenando en las pistas polideportivas que dependen del ICD, la situación es otra bien distinta y la gestión se ha anclado en la prohibición. Los polideportivas pasan más horas cerrados que abiertos con la excusa de las restricciones que decreto tras decreto han venido consagrándose, también ahora con la vacunación operando, la inmunización extendida al 84,1 por ciento de la población objetivo y con los contagios en mínimos históricos.

Echando un vistazo a lo que dice el decreto se concluye que los deportistas y las deportistas federadas en deportes como el balonmano, el fútbol sala, el baloncesto o cualquier otro de interior tienen un inmunización extra sobre los que no están federados. Quizás si la Organización Mundial de la Salud hubiera sabido esto la pandemia no habría prosperado, bastaba con federarse en algún deporte.

El actual decreto de Sanidad establece sobre la actividad deportiva en instalaciones de la ciudad:

“no se permitirá celebrar actividades deportivas no federadas en instalaciones cerradas”.

Sólo las no federadas. Las federadas sí: “Actividades deportivas en espacios cerrados. En las competiciones se podrá admitir la asistencia de pública hasta un máximo del 80 por ciento del aforo de la grada de la instalación deportiva, con asientos preasignados aunque el evento sea gratuito”.

Es decir, si un equipo de fútbol sala compite y está federado puede jugar en el Guillermo Molina con hasta 720 personas en la grada, pero si 10 ceutíes no federados quieren alquilar la pista para jugar un partido no pueden, para ellos existe riesgo de contagio y para los 720 asistentes al partido, los jugadores y el equipo técnico de ambos equipos, los árbitros y sus ayudantes no hay el mismo riesgo.

En Cádiz o en Málaga, por citar sólo dos ejemplos, hace tiempo que cualquier ciudadano puede alquilar una pista polideportiva sin mayor problema ni un farrogoso procedimiento con requisitos engordados por culpa de la pandemia.

Otras cuestiones

Estas son sólo algunas de las poco rigurosas medidas consagradas en el Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma de Ceuta y recogidas en el decreto que firma Gaitán. Hay más, el tema del tabaco y el fumar o no fumar en terrazas y calle sigue quedando en una nebulosa de humo. Y de nuevo, conviene recordar la realidad. Durante todo el verano cualquier fumador ceutí que haya cruzado al otro lado del Estrecho ha podido comprobar como en toda la península fumar en las terrazas de los bares estaba prohibido, mientras aquí se permitía sin problemas. A pesar de que los carteles de prohibido fumar siguen colgados en todas las terrazas, la norma lo que dice es que no se puede tan sólo si no hay dos metros entre el fumador y el resto del mundo.

Si la restauración tiene levantadas las restricciones de aforo con carácter general, no sucede lo mismo para los eventos. En un mismo restaurante con aforo para 100 personas pueden sentarse 100 comensales a comer un sábado si han llegado de forma espontánea hasta allí y han logrado mesa. Pero si esas mismas 100 personas son convocadas a una celebración, 20 deben quedarse fuera.

Parece difícil de creer que nadie en toda la Consejería de Sanidad se diera cuenta de esta aparente contradicción, así que vamos a citar, copiar y pegar el texto:

“Las celebraciones de bodas, comuniones, bautizos, confirmaciones y otros eventos sociales, familiares, religiosas o civiles u otros grupos de reunión, en establecimientos de hostelería y restauración, respetarán las medidas generales preventivas de seguridad establecidas, no superando en ningún caso el aforo del 80% del autorizado como máximo, para consumo en el interior del establecimiento”.

Otra aparente incongruencia se encuentra en la propia sala de prensa de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Desde hace ya más de un año cualquiera que haya viajado en helicóptero ha podido comprobar como alcanza con llevar mascarilla para poder apretarse en 15 asientos en un volumen reducido, el del helicóptero, junto con otras 16 personas, durante media hora si el viaje es a Málaga. En la sala de prensa de la Ciudad los periodistas tenemos que seguir pidiendo turno, el aforo está restringido. 4 periodistas, un cámara y otras dos personas del Gobierno además de quien se siente delante del micrófono. No hace falta ni tan siquiera irse al caso especial del helicóptero. En un restaurante cualquiera hoy se pueden sentar a la misma mesa más personas que las que cabrían en la sala de prensa de la ciudad si el aforo no estuviera restringida, y como en el helicóptero la autoridad sabe perfectamente quienes acuden.

certificado covid

Sin rastro del pasaporte covid

Tampoco para resolver ninguna situación cotidiana se está dando uso al pasaporte covid. El propio Gobierno ha blandido datos de éxito en las solicitudes por parte de la ciudadanía una vez que se puso en marcha, pero la realidad hoy por hoy es que llevar en el móvil el documento tiene la misma utilidad que la tarjeta de socio del Block Buster. Ni se ha autorizado a que los locales de ocio lo pidan, por ejemplo, para permitir pasar, a pesar de que en las recomendaciones del Ministerio se recomienda que los locales tengan un control con contactos telefónicos de quienes acceden; ni para el transporte, ni para las instalaciones deportivas, ni para gimnasios, ni para los teatros... Nada. 

Documento de actuaciones coordinadas

Preguntado por algunas de estas cuestiones, el consejero de Sanidad, Alberto Gaitán, se refirió en todo momento a que lo recogido en el decreto sigue las directrices marcadas por el Ministerio de Sanidad el pasado 2 de junio, de acuerdo con las autonomías en la Interterritorial de Salud, en el documento de actuaciones coordinadas para la prevención de la covid.

Ese documento es público y su consulta pone en serias dudas el argumento del consejero. En ese documento se actualiza por ejemplo el famoso semáforo de sanidad con los parámetros a medir y sus umbrales para pasar de la nueva normalidad al riesgo bajo, medio, alto o muy alto. Y también en función del nivel de alerta, las restricciones que se recomiendan.

En ese documento, se recomienda, no se establecen obligaciones, que las medidas a adoptar se hagan con 14 días de retraso sobre el paso de un nivel de alerta a otro. Es decir, por ejemplo, Ceuta lleva este sábado 6 días fuera de todo nivel de alerta, en lo que se conoce como Nueva Normalidad. Si esa tendencia se consolida durante otros 9 días más, la Consejería de Sanidad si siguiera esas recomendaciones del documento al que aludió Gaitán, debería levantar todas las restricciones, salvo la del uso de mascarilla y los cuidados de higiene. Habría que seguir manteniendo distancias, ventilando bien los espacios y en general adoptando precauciones a título individual, pero las restricciones como tal en las diversas actividades no tendrían sentido.

Hoy por hoy, lo que tocaría es aplicar las restricciones que se recomiendan para el nivel de alerta 1, el del riesgo bajo, en el que ha estado Ceuta en el último mes. Y ahí, según esas recomendaciones, la hostelería y el ocio, los templos, las residencias de mayores, las de estudiantes, los establecimientos comerciales se les recomienda limitar los aforos, en algunos casos hasta la mitad. En cambio, por ejemplo, no se establece límite para la práctica del deporte no federado en instalaciones cerradas, más allá del control de acceso a los vestuarios.

El propio Gobierno ha blandido datos de éxito en las solicitudes del 'pasaporte COVID' por parte de la ciudadanía una vez que se puso en marcha, pero la realidad hoy por hoy es que llevar en el móvil el documento tiene la misma utilidad que la tarjeta de socio del Block Buster

En base a eso, cabe preguntarse ¿la Consejería de Sanidad ha levantado la mano más de lo recomendado por el Ministerio de Sanidad? La respuesta permite interpretaciones. Pero de nuevo aquí conviene acudir a la realidad a pie de calle y cruzarla con el documento.

Son recomendaciones de medidas y el propio documento recomienda y aconseja establecerlas en base a la consolidación de las situaciones epidemiológicas. Esto es la tendencia que prefiere mirar Julián Domínguez para ponderar los datos. Ceuta lleva muchas semanas con una tendencia pronunciada a la baja de la pandemia. Sin apenas casos, no sólo ha consolidado el riesgo bajo, sino que lo está haciendo con la nueva normalidad, a pesar de la realidad, tozuda realidad, que ha mostrado a las claras que la población lleva observando de forma muy ligera las medidas como las de no bailar pegados, las de no abrazarse demasiado, las de no fumar si no hay dos metros alrededor o las de portar siempre mascarilla en espacios cerrados y en aglomeraciones, por citar sólo algunas. Y a pesar de esa nueva normalidad que la ciudadanía ha aplicado por su cuenta y riesgo la tendencia sigue a la baja y este sábado es el sexto día consecutivo sin nivel de alerta, en nueva normalidad. Esta situación habilitaría a Sanidad a levantar incluso más la mano, de facto, en la calle hace tiempo que la nueva normalidad se instaló sin que la pandemia repunte. Hoy por hoy lo que “a nivel de calle es plenamente normal” (Adolfo Suárez) aún no lo es en la “categoría política” o, en este caso, en los decretos de Sanidad.

Estamos convencidos de que el titular de esta información va a ser ampliamente criticado en redes sociales, pero la realidad diaria demuestra que la ciudadanía va por un lado y la normativa por otro. Y que la falta de sentido común, de adaptación a la realidad cuando no las contradicciones evidentes en las medidas propuestas pueden provocar un efecto de desconfianza en la ciudadanía sobre las mismas. Con el agravante de que tal situación ya se dio, sin ir más lejos, al inicio de la pandemia, durante el confinamiento estricto, cuando se pedían sacrificios notables a la ciudadanía al tiempo que se legislaba con falta de sentido común grosero, cuando por ejemplo, no se permitía a dos cónyuges compartir vehículo a pesar de que durmieran en la misma cama, pero sí compartir asiento trasero con el taxista para ir a trabajar, por poner sólo un ejemplo. Aquello se rectificó.

Por si quiere seguir saltándoselas: estas son las restricciones vigentes ¿cuándo se acabarán? Por Domínguez, ya


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