Porque resulta muy curioso ver a todos los políticos delante de la pancarta exigiendo el final de la violencia contra la mujer, lugar que por cierto merecen las víctimas y no ellos, que no han recibido una bofetada en su vida y apenas si son capaces de soportar una leve crítica verbal. Todo mientras el Juzgado número 4 lleva ya un par de años al borde del desastre inminente, con una Oficina de Atención que cuenta con tan sólo un funcionario, con un Centro Asesor que en más de una ocasión olvida y desprecia a las víctimas, con una Policía que despide a una agredida que acaba de presentar una denuncia con la coletilla "ya nos veremos otra vez por aquí", con una consejera que ni tan siquiera se sabe el número de atención.
En definitiva, manos a la obra para acabar con este problema y, por favor, el año que viene mejor se quedan en casa.