Ni sumisas ni manipulables

Rebuscando en el baúl de los recuerdos, he encontrado el primer artículo de opinión que publiqué en la prensa. De ello, hace más de tres años. Si les apetece, léanlo y díganme si los prejuicios han cambiado (sin olvidar que el cambio puede ser en distintos sentidos):

"No suelo distinguir entre las creencias de cada cual, pero a la vista de las tristes polémicas que pululan últimamente entre nuestra sociedad me veo “obligada” a señalar algunas cosas que para mi, y creo que para muchos, son obvias.

Pues sí, aunque a muchos les cueste creerlo, las musulmanas (las españolas, que son las que mejor conozco) de hoy en día no somos ni sumisas ni manipulables, es más, me ofenden y me hieren esos adjetivos. Luchadoras, trabajadoras, activas y un larguísimo etcétera de adjetivos que no hacen más que significar lo importante que es para nosotras participar en todos los ámbitos de la vida diaria que nos afectan, como a la mayoría de las mujeres de hoy en día. Y por supuesto, sin descuidar otras parcelas tales como familia, amistades o compromisos sociales.

No entiendo cómo es posible que se den polémicas acerca del uso del tan mencionado pañuelo. No voy a dar ninguna explicación de los motivos de su uso para algunas mujeres porque no tengo por qué hacerlo. Lo que diré hasta la saciedad, aunque empiezo a cansarme de hacerlo, es que, cada cual puede creer en lo que quiera, o en nada, y hacer lo que le plazca, respetando siempre a los demás, por supuesto, que para eso vivimos en un estado democrático y aconfesional.

El hecho de que una mujer lleve un pañuelo en la cabeza no es sinónimo de ser analfabeta, inculta o sumisa. Vivimos en la sociedad de la información, ¿alguien cree que hoy en día nos pueden obligar a hacer algo contrario a nuestra voluntad ?, ilusos.

Con todos los problemas que nos afectan en general como el problema de la vivienda, las elevadas tasas de desempleo, fundamentalmente femenino y juvenil, el fracaso escolar, las dificultades de nuestra ciudad por superar la “crisis” económica que atravesamos, etc, etc, etc, sólo nos quedaba segregar más a esta sociedad.

A las mujeres, a todas, nos ha costado mucho sacrificio y trabajo alcanzar nuestra situación actual, es decir, obtener una formación o incorporarnos al mercado laboral, aunque aún nos quedan muchos frentes abiertos, como por ejemplo, las importantes diferencias salariales entre hombres y mujeres dentro de la empresa privada o poder alcanzar esa ansiada conciliación entre la vida familiar y la profesional.

Finalmente, diré, que como también es obvio, no vamos a decaer en el intento, continuaremos trabajando duro para alcanzar lo que para algunos está más que logrado desde hace años".