La Organización Internacional de Cáncer Infantil (CCI) es una red formada por 177 organizaciones de padres de niños enfermos de 90 países, repartidos por los 5 continentes, que decidió en el año 2001 y en la ciudad de Luxemburgo proclamar el 15 de Febrero como Día Internacional de esta enfermedad (simbolizado con un lazo dorado), para así concienciar a la sociedad acerca de los grandes retos a los que se enfrentan los enfermos y sus familias ante este tipo de cáncer, más cruel si cabe cuando afecta a pequeños y preadolescentes, que son sinónimos de inocencia, salud, alegría y vitalidad.

El Colegio Oficial de la Psicología de Ceuta (COPCE) se suma a la causa original de este día, e insta a los gobiernos y organismos competentes a que articulen mecanismos capaces de satisfacer la necesidad de que todos los niños del mundo tengan acceso a un diagnóstico precoz y, en su defecto, a tratamientos eficaces; pues aún hoy en día son muchos los países donde la mortalidad infantil, sólo por cáncer, supera a la mortalidad debida a todas las demás enfermedades infantiles juntas. Si hablamos de España, cada año se diagnostican 1100 nuevos casos que, obviamente, causan un gran impacto psicológico tanto en los niños como en sus familias.

Ante los desagradables síntomas físicos producidos por el cáncer y por sus agresivas y estresantes tratamientos (dolor, náuseas, vómitos, etc.) los niños suelen sentir miedo a morir, ansiedad, ira, soledad y tienden a deprimirse si no se aplican psicoterapias a tiempo. De otro lado, tanto su posterior desarrollo como la evolución de la enfermedad estarán marcados por la naturaleza e intensidad de dicho impacto y, muy especialmente, por las estrategias de afrontamiento que emplearán para superarlo, junto a sus familiares.

Dado que a estas cortas edades los niños aún no tienen desarrolladas todas sus capacidades expresivas y de automanejo, y que sus familiares a menudo se ven emocionalmente desbordados por la situación, el COPCE reivindica a las autoridades sanitarias la implantación de unidades de Psicología Oncológica Infantil para que sean unos profesionales altamente cualificados (y no otros bienintencionados) los que atiendan y asistan psicológicamente a los afectados, pues de ello depende en buena parte su curación física y psicológica.