Surrealismo político
Parece bastante absurdo esto último pero está en la línea de la cruda realidad. O no. Porque la cruda realidad es mas bien que durante este año, 85 personas han muerto al día sin haber recibido la ayuda a la dependencia que les correspondiera. Que mientras hay funcionarios de sociedades municipales que ganan mas de tres mil euros al mes, una familia con hijos pequeños es desahuciada porque no tiene mas ayuda para el alquiler. Que echen las persianas negocios de toda la vida regentados por autónomos. Que los profesores de la enseñanza concertada de Ceuta y Melilla no hayan cobrado este mes, como tampoco lo hemos hechos los Letrados de Oficio del territorio Ministerio. Pero todo eso no “vende nada” comparado con el chalaneo de negociar una investidura con presos, huidos de la justicia y cómplices de asesinos, o la incalificable situación de querer, públicamente, poner a la Abogacía del Estado al servicio de un condenado por sedición.
Que nos gobierne un partido como el PSOE, instalado en semejantes ignominias, es sin duda la mayor aberración de la democracia española. Suele decirse que un país tiene los gobernantes que merece; al fin y al cabo son sus habitantes los que lo eligen ¿De verdad merecemos los españoles la situación que he intentado esbozar? Creo que no, porque nuestro país está lleno de gente honesta y trabajadora, con objetivos asentados sobre su esfuerzo e ilusiones que en ningún caso pasan por “reventar las costuras” de nuestro país o robarle al vecino; gente como aquella a la que cantaba el grupo Jarcha “que tan solo pide vivir su vida, sin mas mentiras y en paz”. Se hace necesario recuperar el protagonismo de la gente frente al “aparato de partidos”, resucitar algo del consenso político de la Transición y dejar de concebir la limpieza de la corrupción política como una utopía.