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Entre brindis y brindis, empachada la parroquia con tanta fiesta sin límite, Dani Alves irrumpe en la plena felicidad del Barcelona. Desde su banda derecha, forma parte de las reiteradas exhibiciones futboleras que regala el equipo de Pep Guardiola, pero el brasileño juega en los despachos otra batalla, testarudo en el proceso de negociación de su continuidad en el Camp Nou. Por repetitivo, su mensaje empieza ya a incordiar a Sandro Rosell, que toma buena nota de las pretensiones del jugador: «Durante toda mi trayectoria, nadie me ha regalado nada y yo no voy a regalar nada. Voy a defender mis...
