carrillón

Ese maldito carrillón

Hay personas que no le piden demasiado a la vida. Algunos, incluso, sólo vivir, ser razonablemente felices mientras esta pasa y que, de vez en cuando, alguien se la alegre, se la endulce y se la entristezca. Y que sea precisamente en ese orden. Y de noche. Y, a poder ser, al ritmo del carrillón amarillo de esa niña mayor llamada Lourdes Hernández y que responde al nombre de Russian Red.

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