Mundial'10
A Zlatan Ibrahimovic se le multiplican el trabajo y la presión. Por si no fuera bastante con tener en sus botas el destino de la selección de fútbol de su país, seguida por nueve millones de habitantes, ahora resulta que medio mundo, es decir muchísimos más millones, seguirán su partido de esta noche en Dinamarca porque de su desenlace dependerá el futuro de Cristiano Ronaldo, concretamente su participación en el Mundial. Son los peajes a pagar por toda estrella que se precie. Ibra lo es. Y encima le gusta ser observado. Así que no podrá imaginar un escenario más sugestivo que el que se dará hoy en el Parken Stadium de Copenhague (20 horas).
Para Suecia el partido es a cara o cruz. Está obligada a ganar para empatar con Dinamarca en la cabeza de la tabla y rematar la faena en Estocolmo ante Albania. Dos victorias le aseguran la segunda plaza, que da opción a la repesca, o la primera, si resuelve a su favor el 'goal-average' con los daneses. Un empate le puede servir de poco. Portugal, ganando hoy contra Hungría, le alcanzará, y lo tendrá mejor en la última jornada contra Malta para decantar el balance goleador a su favor. De todo esto se desprende que Suecia depende de sí misma y Portugal no. Cristiano está en manos de Ibra
La trascendencia del derbi escandinavo se palpa en el ambiente, muy caldeado en sus días previos en contraste con el descenso generalizado de las temperaturas. En Suecia hacía tiempo que no se vivía tan intensamente un partido. Los medios de comunicación están volcados. Una victoria encarrilará el camino hacia Suráfrica y prolongará de este modo el tránsito de una generación de jugadores muy queridos, encabezada por el ex azulgrana Henrik Larsson (38 años) y completada por Svensson (33) o Mellberg (32). Una derrota o un empate impedirán probablemente que este grupo de ilustres veteranos despidan su carrera internacional como merecen: en un Mundial. Lars Lägerback, desgastado ya en el cargo después de nueve años,puede caer también si hoy su equipo no da la talla. Ibrahimovic es en parte su gran asidero. Justo lo contrario de lo que representa para Cristiano. El fútbol es un deporte de ganadores y perdedores. A Ibra y Cristiano les toca hoy experimentarlo.