El Barcelona se zampó al Sevilla. En su tercer duelo seguido, noqueó a un rival que salió decidido a morder antes que a jugar y lo pagó porque Palop, aunque de nuevo sacó todas las manos del mundo para mantener vivo a su equipo, no pudo con todo y claudicó ante la decidida voluntad azulgrana. Dicen que la suerte hay que buscarla y los de Guardiola se la ganaron a pulso hasta encontrarla en el autogol de Escudé al inicio de la segunda parte. Ese tanto, tras un centro de Márquez y un remate de Piqué, desencalló el partido. Por méritos, se mereció el Barça sentenciar el duelo mucho antes, pero tuvo que esperar 70 minutos para que Pedro diera la puntilla cuando sólo hacía seis que había sustituido a Henry. Fue Messi quien cerró la fiesta con dos goles, con los que suma 101 desde que debutó.