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Gadafi socava la unidad de los rebeldes

Un maestro de la manipulación, un superviviente nato, no podía dejar de intentar una treta política más. Muamar el Gadafi, aislado ante el mundo y acorralado en Trípoli, aunque aún fuerte en el combate contra los rebeldes libios, propuso ayer a los insurrectos abandonar el poder a cambio de una fuga honrosa con su botín a cuestas. Muy probablemente conocía que la respuesta de los sublevados sería negativa. Pero sí consiguió el dictador dividir al Consejo Nacional, el Gobierno de facto de los alzados en la oriental Cirenaica. Mientras su presidente, Mustafá Abdelyalil, ofrecía 72 horas a Gadafi para que abandone el poder con la promesa de que no sería perseguido por sus crímenes, el portavoz, Abdelhafiz Ghoga, se apresuró a rechazar todo compromiso. Primero debe renunciar. Después, ya se verá.

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