Pese a que el plazo de solicitudes de ofertas fue de 26 días naturales tras la publicación de la subasta en el BOCCE de 28 de julio de 2000, la respuesta quedaría meridianamente clara, a la vista de los expedientes, el importe de indemnización puesto de una forma arbitraria y que aparecía escrito en bolígrafo en un documento oficial sobrevalorado y cuantificado en casi cinco millones de euros, hacía la operación poco viable para otra empresa, el precio total se había calculado teniendo como base el precio de metro cuadrado de vivienda protección oficial en el centro de la ciudad, cuando gran parte de la parcela se destinaría a plazas de garajes y el 51% de los edificios a uso dotacional y Cultural, sumándole el precio de rescate de la concesión administrativa. En este caso la mercantil Manzana del Rebellín, de los 9.417.859,68 euros por los que se llevaba la parcela de 7.500 metros en pleno centro de la ciudad, tenía que indemnizarse a si misma, y el resto de dinero era en ‘especias’, en obras que jamás ejecutaron.

Las sombras de la Manzana 

El precio que pagó Juan Vivas por llegar al poder