España no olvida; Ceuta, tampoco. Gobierno local, oposición y demás funcionarios y asesores han quedado históricamente alineados este 11 de marzo de 2024 a propósito de ese fatídico episodio que, hace ahora veinte años, cambió para siempre la mentalidad y el devenir de todo un país, ese mismo cuyo desagradable aniversario todavía pone a uno la piel de gallina: el 11M.

No había otra opción; no cabían medias tintas: todos los partidos con presencia en la sede del poder legislativo ceutí, sus líderes (salvo Juan Gutiérrez), dos de nuestros tres parlamentarios nacionales, varios directores generales y otros tantos asesores han guardado a las doce en punto de este mismo lunes un sentido minuto de silencio en memoria de las 193 víctimas mortales que los atentados perpetrados por Al Qaeda dejaron tras de sí.

Las bombas fueron detonadas de manera casi simultánea en varios puntos de la capital. La peor parte se la llevaron aquellos que, en el instante del incidente, transitaban por Atocha de camino al trabajo o a la escuela. La fatalidad del suceso fue tal que este está catalogado como "el mayor atentado de la historia de España". Y es que, a los casi dos centenares de muertos, hay que sumar más de 2.000 heridos.

Como cada vez que las autoridades se visten de luto, el encuentro que hoy nos ocupa ha tenido lugar a las puertas del Palacio Autonómico. Allí, la quietud ha hecho acto de presencia poco antes de producirse las campanadas de mediodía. Durante sesenta largos segundo, lo único que ha roto la calma del momento ha sido, de hecho, el repicar proveniente de la Iglesia de África (y un canónico y sonoro aplauso que ha servido para cerrar el acto).

El gesto tenía una única pretensión: "Recordar a las víctimas". A ellas (y a sus familias), Juan Vivas ha querido trasladar -en nombre del pueblo caballa- su "apoyo, solidaridad y cariño permanente". "Todos recordamos qué estábamos haciendo en aquellos trágicos momentos", pronunciaba el presidente de la Ciudad.

Vivas tiene claro que el acontecimiento ha de servir para que el ciudadano de a pie se forje "una actitud de rechazo y condena hacia cualquier manifestación de odio". A este respecto, el jefe del Ejecutivo local cree que "la cara más sangrante, dramática y dolorosa" de la moneda a la que da forma la vida misma es, precisamente, "el terrorismo".

"Hay que poner de manifiesto de manera categórica y rotunda que el terror no tiene cabida en una sociedad democrática", exponía el alcalde. "El terror no tiene color, no tiene ideología, no tiene fundamento, no tiene sentido; debemos erradicarlo con todas nuestras fuerzas", concluía.