La Gran Recogida del Banco de Alimentos, que ha llevado a cabo este fin de semana, ha sido un éxito a pesar de todo. El máximo responsable del Banco en Ceuta, Pedro Mariscal, prevé que cuando finalmente se haga inventario el lunes de todas las donaciones se superen los 68.000 kilos que se alcanzaron en 2019, antes de la pandemia. Pero llegar a eso ha sido un camino de incertidumbre y problemas.

Todo ha cambiado desde la pandemia y eso se nota. Ha cambiado todo tanto que a la entidad le ha costado hasta encontrar voluntarios para poder cubrir todas las grandes superficies de la ciudad como acostumbraba. Donde normalmente manejaban 350 voluntarios había entre 80 y 100, pero han acudido al rescate colegios como la Inmaculada y entidades como la Escuela del Aventurero o los Scouts.

Los más jóvenes para recoger donaciones de alimentos para familias necesitadas en unos perfiles que han cambiado. Según ha explicado Mariscal abundan ahora parejas jóvenes con hijos con un sueldo de 1.200 euros que les dura 15 días y a los que les cuesta mucho romper el tabú de acudir a pedir ayuda y se encuentran además con serias dificultades para acceder a otras ayudas debido a que tienen ingresos.

Pero no sólo eso ha cambiado, la inflación influye. Todo ha subido, la cesta de la compra es más cara y queda menos margen para donar a otros, y los que necesitan crecen precisamente por esa circunstancia, cada vez cuesta más llenar el carro y cunden menos sueldos de 1.200 euros.

Especial atención a la leche de desarrollo para bebés, de los productos más caros y más necesarios de las familias necesitadas.

Ha cambiado todo tanto que el Banco de Alimentos ya se plantea seguir mezclando su modelo de donaciones en el futuro, mantener las donaciones en caja y las herramientas que se usaron durante la pandemia para sumarlas a las donaciones físicas en los súper.