Alicia Cordente ha sido este lunes por la tarde durante unos minutos, como Eduardo Galeano, la voz de los sin voz, mejor dicho de "las sin voz", a las que todavía se escucha menos, de las que sueñan con ser iguales y de las que se rebelan a someterse. La voz, también, de los nadie, de los explotados que tejen las prendas caras de las tiendas caras de ropa de moda; de los migrantes que miran las luces de Europa desde el otro lado de la valla; de las que tienen que renunciar a sus hijos, de los que trabajan y no ganan ni para poder encender la calefacción.

Y de los pobres que llenan la nevera con dignidad, de las discrminadas, de las personas con necesidades especiales que con la pandemia han perdido algunas de las atenciones que precisan, de los que no pueden salir de casa y sólo les queda ver la vida por una ventana o la tele. Y de las mujeres condenadas por tradiciones del Medievo al sometimiento al hombre como único camino a seguir.

Con todos ellos, tantos, ha compartido la psicóloga, secretaria territorial de Cruz Roja Española en Ceuta, el XV Premio Alascio de CCOO. Lo ha querido dedicar también a sus "hermanas" de la Plataforma Feminista que deben justificar una y otra vez su alistamiento en la "teoría radical y revolucionaria que defiende que hombres y mujeres debemos tener los mismos derechos y deberes, eso que se llama la igualdad".

Y con su familia, claro, de sangre y de trabajo y vocación en la Cruz y la Media Luna Roja, esa milicia humanitaria de fraternidad que lleva "más de dos siglos" trabajando por la dignidad del ser humano en guerra y paz, en la salud y la enfermedad, en lo bueno y en lo malo. Todo el auditorio se ha puesto en pie para reconocer a la organización su labor.

Lo ha repartido tanto, con esa generosidad que igualmente ha querido poner en valor CCOO este año, que apenas se habrá quedado un trocito y, más importante, el "honor" de la distinción recibida en un salón, el del Edificio Sindical, al que de niña, tan pequeña como su hija, que la acompañado, acudía con su abuela, Maria Miaja, y su padre, Jesús Cordente.

Así se fue impregnando de los valores de humanidad, fratenidad y solidaridad que han guiado la trayectoria que la ha hecho acreedora del galardón por lo mucho que ha hecho y, sobre todo, por cómo es, según ha resaltado Charo Andreu, secretaria de Mujer del sindicato.

Antes de su emocionante intervención, la secretaria general de FECCOO, Lorena Díaz, ha dado lectura la manifiesto del Día Internacional de la Mujer de este año, con el que la central que lidera Juan Luis Aróstegui ha reclamado de las autoridades (presentes estaban la delegada del Gobierno y el presidente de la Ciudad, entre otras) una accion política "enérgica" para "seguir avanzando sin retorno hacia una sociedad más justa y solidaria con plena igualdad de oportunidades".

Díaz también ha hecho un llamamiento al "valor democrático" para "defender la igualdad ante posiciones políticas ultraderechistas caracterizadas pro el ataque a los derechos de las mujeres, su antifeminismo y sus políticas de eliminación de recursos destinados a luchar contra las violencias machistas y a promover la igualdad".