Por la mañana, el curso de la UNED sobre mujeres con discapacidad; por la tarde, la inauguración de la siempre dinamizadora Semana del Comercio; por la noche, el Diwali. Hace apenas una semana que el horario de invierno trajo consigo esa obligada -y poco aclamada- reducción de horas de sol y la subsiguiente sensación de que los días son algo más cortos que durante el verano. La de este 6 de noviembre, no en balde, será recordada por muchos (sobre todo, por la prensa) como una de las jornadas más largas del ya vigente período otoñal. Y eso que este no ha hecho más que empezar...

La festividad hindú de las festividades hindúes (con permiso de Ganesh Chaturthi) ya está aquí. La popularmente conocida en el argot del credo brahmánico como 'fiesta de las luces' volverá a iluminar el cielo caballa durante cinco largos días, esto es, de aquí al próximo sábado. Hasta entonces, los miembros de la Comunidad tendrán tiempo más que de sobra para -tal y como marcan los cánones- compartir momentos en familia, darse a los dulces y hasta estrenar ropa nueva; todo ello, en vistas a recibir su particular año nuevo de la mejor manera posible.

El aperitivo lo ha servido en bandeja -como cada curso- la Escuela de Danza Weil. Alrededor de una docena de experimentadas bailarinas han ofrecido a propios y extraños en la céntrica plaza de Los Reyes una hipnótica coreografía al más puro estilo Bollywood. Durante cinco minutos de reloj, varios cientos de paseantes han postergado aquello que estaban haciendo para fijar toda su atención en un espectáculo que ya es marca de la casa. Dentro de esa ingente amalgama de espectadores, ha habido, incluso, quien lo ha tenido complicado para contener los pies (ya saben: dicen que el ritmo se contagia).

Si las sorpresas ya han sido pocas, en lo tocante a asistentes, lo han sido aún más. Juan Vivas ha presenciado la totalidad del baile en primera línea de batalla. Junto a él, han hecho lo propio varios miembros de su Gobierno y otros tantos de la oposición; también, algún que otro rostro conocido del Gabinete de Rafael García, quien, por motivos que se desconocen, no ha tomado parte en la secuencia de actos.

El momento cumbre ha llegado con el encendido del alumbrado ornamental. Al igual que sucediera hace exactamente un año, la Administración local ha dispuesto un total de catorce arcos. Estos han quedado repartidos tal y como sigue: ocho, en la calle Real, tres, en Algeciras y otros tres, en Echegaray. El número de puntos de luz vuelve a ser idéntico al de 2022: 20.658, ni más ni menos. De nuevo, pocas novedades.

En un intento por ceder parte de su protagonismo, Vivas ha concedido a un grupo de menores el gustoso cometido de apretar el botón de encendido. Llegaba, así, el instante esperado por todos: el de la inauguración oficial de esa fiesta que irradiará de luz durante varios días algunas de nuestras calles más transitadas. En un posterior encuentro con los medios, el presidente se ha referido a esa misma fiesta como "una de las celebraciones más importantes de la Comunidad Hindú". Siendo esa la premisa, el jefe del Ejecutivo tiene claro que el Diwali "es igualmente importante para toda Ceuta". "Todas las festividades de nuestras cuatro comunidades lo son", apostillaba.

Pese a la existencia de múltiples sensibilidades, Vivas tiene claro que nuestra ciudad "es un mismo corazón que necesita de sus cuatro culturas para poder latir". Para el alcalde, la que hoy nos ocupa no es "una fiesta más", sino una de "esperanza". "Simboliza la obligación que debemos tener todos los ceutíes de adquirir la fuerza y la sabiduría necesarias para saber distinguir el bien del mal", sostenía el mandatario. "Feliz Diwali a toda la ciudadanía", remataba.

Luego de ese espectáculo de luces que no ha dejado indiferente a nadie, la Comunidad ha coronado la cita con un obligado aarti que ha transcurrido al completo en el interior del templo, a resguardo del frío y del ruido de la calle. De nuevo, el encargado de abrir la veda ha sido el propio Vivas. Tras él, Pilar Orozco, Nabila Benzina y otras tantas personalidades del gremio se han estrenado en eso de utilizar el fuego en una ceremonia ritual. Por fortuna, no ha habido accidentes (ni incidentes).