INVISIBLES

Empleadas de hogar transfronterizas atrapadas en Ceuta: jornadas maratonianas al borde de la esclavitud

Empleadas de hogar transfronterizas atrapadas en Ceuta: jornadas maratonianas al borde de la esclavitud
mujeres transfronterizas apaisada
Archivo

Se asoman a la ventana para tender la colada, se las ve barrer el salón o sacudir la alfombra desde el balcón, pasean al perro o cargan con la compra. Están ahí, pero son casi invisibles. La inmensa mayoría no tienen contrato y trabajan por debajo del radar y lo hacen para familias normales, respetables, no precisamente en los bajos fondos. La regularización de sus empleos hizo emerger más de 2.000 contratos de mujeres transfronterizas, pero la pandemia de COVID-19 y el estado de alarma que obligó a sellar la frontera, ha dejado a muchas de ellas sin trabajo y a otras tantas atrapadas en la ciudad, debiendo elegir entre volver con los suyos a Marruecos o seguir cobrando un sueldo. 

En los más de cien días que dura la pandemia de COVID-19, la Seguridad Social ha registrado la pérdida de más de un millar de contratos de empleadas de hogar transfronterizas. Queda otro millar aun trabajando, a las que hay que sumar a otras tantas que trabajan sin asegurar, al margen de la Ley. La duda es en qué condiciones trabajan. Rosario Andreu Furnier, secretaria de Mujeres e Igualdad de CCOO de Ceuta, alerta que estas mujeres trabajan “casi al borde de la esclavitud”, alojadas en muchos casos en sus empleadores, con jornadas maratonianas y por un sueldo de miseria, cama y comida. “Muchas transfronterizas, con el cierre de la frontera, se han quedado en Ceuta y no les permiten regresar a sus hogares, muchas son empleadas del hogar que trabajaban sin contrato de manera interna y que ahora realizan jornadas maratonianas por poco más que cama y comida. Ésas son las que tienen suerte porque al menos tienen donde quedarse y no son confinadas en pabellones con otros cientos de inmigrantes en ínfimas condiciones”, lamenta la .

Una situación que conocemos todos, que vemos todos los días, pero que preferimos no mirar. “No sucede solo en Ceuta, sucede en muchas partes pero aquí de forma masiva, está aceptado”, reflexiona, reconociendo que es, además, una problemática difícil de solucionar de forma punitiva, se puede aumentar la vigilancia o las inspecciones, “pero es complicado”. La única solución es apelar a la conciencia ciudadana, reclamar la “responsabilidad” de cada uno para no aprovecharnos de un trabajo precario, explotando a trabajadoras sin respeto por derechos que a este lado de la frontera considerados incuestionables.

Andreu recuerda que en esta pandemia, que nos ha vapuleado a todos, hay un sector olvidado del que nos hemos aprovechado (todos) durante décadas: las mujeres transfronterizas. Ellas, las mujeres marroquíes copan las actividades más precarias y por ende las más feminizadas: tareas domésticas, porteadoras y prostitución. “Unos empleos feminizados y etnizados, ya que el 95,7% es realizado por mujeres extranjeras de las cuales el 98% son marroquíes”, explica la responsable de Igualdad de CCOO. 

Empleadas de hogar transfronterizas atrapadas en Ceuta: jornadas maratonianas al borde de la esclavitud


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