Es nuestro día grande, ese que todo caballa de pro aprovecha para llenar sus redes sociales de fotos y publicaciones rebosantes de orgullo patrio (admítelo: tú también lo has hecho alguna vez). Su efeméride revive la fecha en la que Pedro de Meneses, primer conde de Vila Real, se convirtió en gobernador de Ceuta a instancias de Juan I de Portugal. El episodio, sobradamente documentado, tuvo lugar tal día como hoy en 1415. Siete siglos después de aquello, los vecinos de la Perla del Mediterráneo continúan celebrando con sumo júbilo su pertenencia a lo que, para el grueso de sus gentes, constituye poco menos que el mejor lugar de España para vivir.
Sí, todos los años hay medallas (pandemias incluidas), pero no todos los años se hace lo mismo. A diferencia de lo ocurrido el pasado curso, este 2024, el Gobierno que preside Juan Vivas ha decidido 'vestir' el centro de la ciudad con los colores del más representativo de los símbolos locales: nuestra bandera. La Consejería de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos lo anunció hace escasas veinticuatro horas; la parcela administrativa que encabeza Alejandro Ramírez trasladó a la prensa por la vía del comunicado oficial que conmemoraría el Día de Ceuta por medio de "una actuación distintiva". Como suele decirse, 'dicho y hecho'.
El escenario elegido por el Ejecutivo para albergar esa "actuación distintiva" ha sido la plaza de África. Hasta allí se ha desplazado a media mañana una cuadrilla de operarios a la que daban forma asalariados del Grupo Tragsa y otros tantos de la empresa a la que el Ayuntamiento ha asignado la honorable encomienda de embellecer la céntrica glorieta, una compañía afincada en el Puerto de Santa María de nombre 'Flores Atemp'.
El encargo, aunque sencillo en apariencia, requería mucho más que simple maña. El Gabinete de Vivas encargó a la mercantil "una decoración con flores blancas y negras con las que configurar una bandera que albergue en el centro el escudo de Ceuta". Para materializar su cometido, Flores Atemp utilizaría "aproximadamente 2.200 flores frescas", a saber: claveles, crisantemos, panículas, rosas, hortensias, lentiscos... Así, cuchillo en mano, un equipo de floristas ha ido colocando uno a uno -a pleno sol- cada uno de los citados elementos sobre un gran panel que estará terminado "por la tarde" y que permanecerá a la vista de los paseantes "hasta que acabe el día".
La ornamentación floral no sería la única gran sorpresa de la jornada: además de esta última, la Ciudad ha ordenado a la propia Tragsa la confección de "una escultura de madera tallada sobre un tronco de grandes dimensiones". Según ha podido saber el que escribe estas modestas líneas, ese "tronco de grandes dimensiones" mide "entre sesenta y setenta centímetros de alto". Su procedencia: el eucalipto.
A hachazos: así ha sido como el escultor ha comenzado a moldear lo que, a la postre, se acabará convirtiendo en un monolito formado por "cuatro caballas que aúnan esfuerzos para alzar el escudo de la ciudad". Tras abrir el madero y pulir la corteza de este mismo, el creador ha cambiado su hachuela por una motosierra para terminar colocando a los pies del improvisado monumento "tres adornos florales combinados con los colores de Ceuta".