HISTORIAS

Las historias de la cola para pagar la luz

Las historias de la cola para pagar la luz
Multitud de personas, haciendo cola para pagar sus recibos de luz
Recelo, costumbre, errores... Estos son los principales motivos por los que los ceutíes acuden a pagar sus facturas de manera presencial

Cualquier ceutí que haya transitado por la calle General Serrano Orive entre semana en horario matinal se habrá percatado de las inmensas colas de gente que se forman en torno a la sede de la Empresa de Alumbrado Eléctrico de la ciudad (sita en dicha calle). Cada día, más de un centenar de personas se agolpan a las puertas del lugar para abonar en metálico el importe de las facturas que tienen pendientes de pago.

Aunque pueda sonar a chiste, en ocasiones, esto último se convierte en una verdadera "yincana". Cualquier persona que haya tenido que realizar el referido trámite en alguna ocasión sabrá perfectamente de qué estamos hablando. Y es que, a pesar de que la mayoría de los usuarios optan por domiciliar los cobros y "desentenderse", todavía siguen siendo muchos los que prefieren saldar sus deudas de manera presencial. Pero, ¿por qué?

Lo cierto es que son varios los motivos que "empujan" a los consumidores a hacer tal cosa. El más común de ellos bien podría resumirse en una palabra: "recelo". Muchos -en su mayoría, personas mayores- son reacios a soltar su dinero (hablando mal y pronto) de forma casi "etérea", tal y como sucede cuando se paga algo a través del banco. Manuel es uno de esos caballas que forman parte de dicho colectivo. A sus 73 años, este vecino del centro prefiere "venir y pagar en mano". "Como estoy jubilado, no me supone ningún problema" decía Manuel, a lo que añadía: "El único inconveniente es la cola que se forma. A veces, vengo, pido turno y me voy a dar un paseo para hacer tiempo".

Manuel, mostrando el papel con su número de turno
Manuel, mostrando el papel que indica su número de turno

En otro grupo, están aquellos que lo hacen "por costumbre". Toñi es una de esas usuarias para las que este trámite siempre ha sido algo rutinario. Al igual que Manuel, Toñi es pensionista. "Trato de venir lo más temprano posible para que no haya mucha gente", comentaba. Para esta mujer, el mayor problema es "tener que esperar tanto tiempo de pie". "Podrían poner bancos para que la gente se sentara", sentenciaba.

Por extraño que pueda parecer, hay quienes acuden al lugar para pagar las facturas de luz de su comunidad de vecinos. Tal es el caso de Carmen, a la que le toca hacer lo propio "cada seis meses". "Somos cuatro vecinos y nos vamos turnando", explicaba. Al momento de hablar con nosotros, Carmen intentaba abonar por tercera vez el pago que le correspondía. La afluencia diaria de gente es tal que "es muy difícil conseguir turno". "Me han dicho que se puede hacer por internet, pero no me manejo muy bien con la tecnología", confesaba. Un ejemplo perfecto de esa brecha digital que, todavía, algunos siguen negando.

También están aquellos a los que, a pesar de tener domiciliados los pagos, sus entidades bancarias les devuelven los recibos, viéndose abocados (casi, en contra de su voluntad) a subsanar la coyuntura de manera presencial. "¿Para qué tengo domiciliadas mis facturas si, al final, tengo que acabar viniendo?", se quejaba un usuario.

Usuarios haciendo cola para pagar sus facturas de luz

Sea como fuere, todos los entrevistados coindicen en una cosa: los elevados tiempos de espera. Hasta la última semana de septiembre, la problemática era aún mayor. Y es que, de las dos ventanillas habilitadas para realizar el trámite, solo una de ellas estaba operativa, lo que provocaba que, "únicamente", se dieran alrededor de 80 números diarios. "Menos mal que quienes nos atienden lo hacen con una sonrisa en la cara", aseguraba una mujer.

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