Los perros de la raza malinois son unos de los compañeros predilectos del Cuerpo Nacional de Policía, al que ayudan incansables a buscar desde drogas hasta armas, explosivos o dinero; sin embargo, a pie de calle su alta tasa de cría ilegal los ha convertido en los canes con mayor tasa de abandono de la ciudad.
Al menos siete de cada diez perros que ocupan las instalaciones de la Protectora de Animales tienen una cosa en común: pertenecen a la raza malinois. El carácter enérgico y trabajador de los 'malis' ha convertido a estos canes en unos de los predilectos de Cuerpo Nacional de Policía, al que ayudan incansables a buscar desde drogas hasta armas, explosivos o dinero; sin embargo, a pie de calle su alta tasa de cría ilegal y abandono los ha convertido en los "juguetes rotos de Ceuta".
Para visibilizar este problema, la entidad animalista ha unido fuerzas con el cuerpo para dar a conocer a los 'malis' y fomentar su adopción por parte de personas que puedan hacerse cargo de estos peludos. No son un perro para cualquiera, requieren de horas de juegos y actividad física para poder gozar de una vida plena, pero en la Protectora saben que en la ciudad autónoma todavía hay mucho amor para ellos.
"Acaban en muchos casos atados o en azoteas sin salir, con un nivel altísimo de ansiedad que se canaliza en una reactividad que hace que luego sean muy difíciles de adoptar, así que hemos dicho hasta aquí", explica sobre la iniciativa Sandra López, presidenta de la asociación, convencida de que esta es "la única manera de poder dignificar" lo que han hecho con los malinois, que es "destrozarles en muchos casos la vida".
Si alguien conoce bien las especificidades de la raza es Gema Martín, quien trabaja como voluntaria en la Protectora desde hace años y gestiona las adopciones de Héroes de Cuatro Patas Solidario, una organización pensada para realojar a perros que han trabajado con los cuerpos y fuerzas de seguridad cuando les llega la jubilación. Aunque también ayuda a canes y gatos corrientes a encontrar una casa en la que puedan ser queridos y respetados.
Lorena y Lúa, compañeras de trabajo y de vida
"Los malinois son muy sensibles, lo pasan muy mal estando encerrados, tienen diarrea, ansiedad y salen luego como locos, a veces incluso pueden morder de manera nerviosa, te destrozan la casa y no los puedes llevar a ningún lado porque te amargan", cuenta Lorena Güeder, miembro de la Unidad Canina de la Policía Nacional.
Su compañera es Lúa, una 'mali' con la que también convive y recalca que, aunque son "perros de trabajo", cuando llega a casa "no hay perra, es un cojín". La cuestión es saber cómo tratar con estos animales, porque "no es culpa suya, sino de cómo los educamos".
Para quien esté comprometido a abrirle su corazón a un perro abandonado, el protocolo habitual, recuerda Martín, empieza con un formulario en el que los adoptantes se dan a conocer, en caso de ser aptos pasarán por un periodo de acogida y finalmente, si funciona, podrán quedarse al peludo a su lado para siempre. Si la nueva familia lo necesita incluso podrá contar con la ayuda de un educador para poder darle a su 'mali' una existencia feliz.
Mientras tanto, la Policía brinda su apoyo a esta iniciativa poniendo todos sus conocimientos y cariño a disposición de la Protectora que a su vez abre sus puertas todas las tardes para que la ciudadanía se acerque y conozca a sus residentes, a los que podrá pasear de manera voluntaria. "Agradeceríamos mucho la ayuda", aseguran.