La Feria del Libro ha dejado tras de sí mucho más que literatura y presentaciones; también ha repartido alguna que otra sonrisa. La dichosa culpable de una de ellas -una cargada de profunda satisfacción y plenitud- ha sido Lidia Ponce, una madre ceutí que acaba de hacer un poco más felices a los usuarios de la Asociación Síndrome de Asperger (y a sus mandamases y empleados, todo hay que decirlo).

Lidia, que viene de escribir un cuento infantil ambientado en su propio hogar, ha donado este soleado 3 de junio toda la recaudación a la entidad que actualmente preside Juan José Muñoz Prados; 1.000 euros que, pese a no constituir una cifra desorbitada, ayudarán a la organización a seguir dando sustento a las "casi cincuenta personas" a las que, hoy por hoy, da cobertura, entre las que se encuentra el hijo de la autora.

Para la asociación, el gesto de Ponce llega como agua de mayo. "Nos va a venir muy bien para nuestro día a día", revelaba Prados, porque sí, como en toda agrupación de este tipo, "los gastos son muchísimos": técnicos, seguros sociales, terapias, material y un larguísimo etcétera. "Esto va a ayudar a disminuir un poco la carga", incidía Juan José.

La obra que ha hecho las veces de trampolín del donativo lleva por nombre Mil quinientas veces. Visto el título, la pregunta era obligada: "¿Por qué este y no cualquier otro?". "Un día, le dije a mi hijo que me había dicho 'mamá' mil quinientas veces", explicaba Lidia. "Desde entonces, empezó a llamarme por mi nombre", añadía.

Al principio, Ponce apenas reparó en que su infante había decidido prescindir del "mamá"; no hasta que la gente de su entorno comenzó a preguntarle. "Oye, ¿por qué tu niño te llama por tu nombre de pila?", le cuestionaban. "Acabé cayendo en que fue por eso que le dije tiempo atrás", espetaba la ceutí.

Aunque confiesa que lo hizo por amor a la escritura, Lidia vio en el papel "una gran ocasión" para "contar las peculiaridades" de su hijo, sin mayor ambición que "visibilizar esa peculiaridades y que otras madres se sintieran identificadas con la situación".

Cubiertos los gastos de publicación, Ponce no dudó en ceder el excedente a la Asociación, a la que espera que el monto pueda servir de "aliciente". "Llevan muchos años luchando por los derechos de las personas con síndrome de Asperger y, normalmente, se encuentran con muchas trabas desempeñando esa labor", lamentaba la escritora. "Espero que, con esto, puedan costear cualquier cosa que necesiten en el futuro", zanjaba.