Un bañista, probablemente imprudente sin nos atenemos a las estadísticas, cae al mar desde una embarcación. Está nervioso, no alcanza a subir de nuevo al barco. Sus acompañantes alertan a los servicios de rescate. En la playa, el socorrista baja como una exhalación de la caseta y se arroja al agua. Tardará aproximadamente unos 55 segundos en llegar hasta el bañista, que flota más allá de las boyas. Es casi el mismo tiempo que se demora una moto acuática equipada con una camilla que también sale al rescate. Entre los dos evaluarán al herido y, si es necesario, lo llevarán raudos a tierra. No tienen tiempo, en un minuto y medio deben sacarlo del agua y llevarlo a la orilla. Allí ha llegado ya otro equipo de socorristas para los primeros auxilios y no tardará mucho más la ambulancia con el equipo médico.

Esta vez el bañista era un actor y el rescate un simulacro. Pero el límite de tiempo y la agilidad y coordinación de la respuesta no son un simulacro. Son reales. De ello depende la vida de quien pide socorro. Una coordinación que ha de entrenarse, una coreografía vital que cada cierto tiempo repiten los servicios de socorro. Y así lo han hecho este jueves Marsave y Protección Civil en la Playa del Chorrillo. Aunque puede decirse que han hecho trampa al solitario: el socorrista no era otro que Nacho Gaitán, el campeón de natación en aguas abiertas, el tricampeón de la Vuelta al Hacho a nado.”

“Entre los objetivos que se persiguen con este simulacro se encuentra el de mantener el grado de entrenamiento adecuado para los participantes; tomar referencias de los tiempos de respuesta efectivos ante una emergencia de similares características y reforzar la coordinación entre los diferentes organismos participantes”, ha explicado Víctor Ríos, director de Protección Civil.

Un rescate que, generalmente, viene asociado a imprudencias, ha recordado Rachid Mohamed, responsable de Marsave. Afortunadamente, las incidencias leves son casi la totalidad, la mayoría so por distraes acuático, pequeños problemas que no llevan riesgo de ahogamiento,  y Ceuta no ha registrado víctimas activas ni ahogamientos fatales ni tan siquiera no fatales. La clave, explica Rachid Mohamed, está en la prevención: “Nuestras estadísticas en prevención son exorbitadas, se trata de evitar el riesgo”.