Apretaba el sol a las seis de la tarde de este Domingo de Ramos en la plaza  en la avenida de Otero y en la plaza de la Iglesia de la Virgen de la Palma. Cientos sino miles de fieles se agolpaban en las inmediaciones para presenciar la salida de la Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos del Dulce Nombre en su Entrada Triunfal en Jerusalén, Nuestro Padre y Señor de la Sangre Orando en el Huerto, Madre de Dios de la Palma y San Juan Evangelista, ‘La Pollinica’.

Quien más y quien menos buscaba sombra, pero nadie parecía querer perder detalle. Las bandas de música afinaban a la espera de entonar el himno de España tan pronto las imágenes cruzaran el umbral del templo. Y la concentración se hacía presente en las caras de los costaleros que esperaban su turno para meterse bajo el paso. Los nervios sólo en algunos casos aparecía en labios que se mordían. Y la emoción, en todos, en los ojos.

El Domingo de Ramos se ha desarrollado con el esplendor habitual de la procesión que sirve para abrir las carreras oficiales de la Semana Santa de Ceuta.

Las imágenes han bailado delante de la plana Mayor del Medinaceli y de sus imágenes. Las puertas abiertas de la Casa de Hermandad en la avenida de España. Intercambio de buenos deseos entre los cofrades, ofrenda de flores a la señor entrante en triunfal en Jerusalén y la Virgen de la Palma y levantás dedicadas al señor de Ceuta y sus hermanos. Tradición.

Parecía por momentos que las imágenes volaban cuesta abajo, pero llegados a los jardines de la Argentina han ralentizado el paso para cumplir con el horario y hacer la entrada en la carrera oficial, según lo previsto.

Especial mención para la Banda de la Amargura que sonaba especialmente potente este año.