El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, se ha congratulado este lunes por que la festividad de La Mochila y Todos los Santos sean "las primeras" que se pueden recuperar en pandemia con casi total "normalidad" y ha anunciado que si no hay rebrotes y la situación epidemiológica sigue como hasta ahora (este domingo tampoco se ha diagnosticado positivo alguno), en dos semanas la Consejería de Sanidad eliminará "todas las restricciones" que en materia de aforos siguen vigentes.

En su tradicional comparecencia ante los medios antes de visitar en el campo el dispositivo extraordinario organizado con motivo del 1 de noviembre, el líder del Ejecutivo local ha recordado que hace 365 días en la ciudad no había nadie vacunado, la tasa de incidencia acumulada de positivos por cada 100.000 habitantes superaba los 830, la mitad de la UCI estaba ocupada por pacientes con la COVID-19 y un cuarto de las del Hospital, lo mismo.

"Hoy el 85% de los ceutíes con más de 12 años tienen las dos dosis de la vacuna, la incidencia no llega a 9 contagios y no hay ninguna persona con la enfermedad del coronavirus ingresada", ha comparado el presidente, que ha reconocido que es necesario volver a la normalidad sin perder la prudencia "por razones económicas, sociales y anímicas".

A mediodía eran "unos 600" los ceutíes que habían salido al Monte Hacho, García Aldave y las playas a disfrutar de una jornada que AEMET auguraba lluviosa, pero que ha ido abriendo con la amenaza de ligeras precipitaciones todavía para primera hora de la tarde.

"Se ha montado un dispositivo coordinado por las consejerías de Presidencia, Medio Ambiente y Gobernación con el apoyo de las Fuerzas de Seguridad, la Comandancia General, Cruz Roja, Voluntarios de Protección Civil y otras entidades para que quienes salgan al monte encuentren limpieza, seguridad y orden", ha reseñado el presidente sobre los preparativos para una festividad "entrañable y arraigada" que en 2020 no pudo festejarse.

Con la vista puesta en este martes, Día de los Difuntos, Vivas ha apelado a los creyentes a dedicar sus oraciones tanto "a los seres queridos que ya no están" como, especialmente, a "las 129 víctimas mortales causadas por la pandemia en la ciudad". También como señal "de ánimo y aliento" a los sanitarios "y al resto de las personas que como servidoras públicas dan lo mejor de sí para que esa cifra no aumente".