El ambiente era propicio para una fiesta nocturna. Un local en el Eixample barcelonés, una sala de baile situada en la planta baja de un restaurante, luces rojas y blancas, cómodos sofás y botellas de ginebra en el estante preparadas para un buen cóctel. Una fiesta privada, con su invitación y un necesario photocall -la pantalla con los eslóganes de los organizadores del evento ante la que posan los asistentes a una fiesta- para que los invitados se fotografiaran debidamente. Escenario propicio para una noche de copas, pero curioso para un mitin político a las siete de la tarde.
Posted originally: 2010-05-14 08:48:00