Mi querido inspector me saca de la cama para darme una buena noticia. El teléfono palpita en el escritorio, miro el número, es del Ministerio de Educación , al otro lado alguien pregunta por la mujer que firma en el blog y yo me río. Está contento, mi querido inspector está contento, me cuenta que la niña que durante casi un año le buscamos un hueco para escolarizar acaba de ingresar en un Instituto de Secundaria de Ceuta.

 De un salto pregunto, me río, se me escapan las lágrimas y le doy las gracias… Él habla de Vic, de Rubalcaba, de Zapatero… yo me quedo pensando que tengo mucha suerte, que es una bendición encontrarme gente que tiene poder para cambiar la realidad y voluntad de hacerlo.

 Empiezan a subirme las cosquillas, y en casa improviso una oficina, llamando, buscando, coordinando.

 Llueve, en Ceuta llueve, hace levante y no se seca la ropa.

 Miro al horizonte, buscando más allá, vocación de mujer ventanera que diría Martín Gaite y recuerdo que Damián el viernes me dió la noticia: encontró una casa de acogida para una niña y su madre, la niña ingresada en Sevilla recibiendo quimio, la madre, una mujer joven marroquí, que no sabe español y pasó una frontera, y un mar buscando la cura de su hija. Aún no sabemos como se llenó del  coraje para hacerlo.

 La niña se curará, pero debe seguir en Sevilla para el tratamiento y a Damián, trabajador de la Asociación española contra el cáncer, sólo tuve que explicarle lo que ocurría para que me buscara soluciones.

Ni siquiera me dejó que le diera las gracias… estaba más feliz que yo.

 Germinal se hace las fotos mas tiernas en Haití con algunos niños que sobrevivieron a la tragedia, se abraza a una médico israelí,, de padres ceutíes que el azar ha unido, repasa la alineación de los blancos con un voluntario de Cruz Roja haitiano, que adora a los merengues…

Vuelve al estadio del Real Madrid, al salón de su casa frente a la tele, lleno de amigos, cañas y banderas…. Allí en medio del desastre…

 La vida está llena de milagros, sólo hay que mirar y ver.

 Y creerlos.

Hay mucho dolor también, pero la vida siempre, siempre se abre paso.