La estructura salarial


La estructura salarial
Mucho se está hablando en los medios de comunicación y en la blogosfera sobre la necesidad de una reforma laboral que ataje sustancialmente los problemas estructurales del mercado laboral español, en especial los relativos a su productividad. La cuestión, como siempre, gira en torno a la idea de que para que haya más contrataciones debe haber [...]

Mucho se está hablando en los medios de comunicación y en la blogosfera sobre la necesidad de una reforma laboral que ataje sustancialmente los problemas estructurales del mercado laboral español, en especial los relativos a su productividad.

La cuestión, como siempre, gira en torno a la idea de que para que haya más contrataciones debe haber más facilidad de despido, una cuestión que por más que me han explicado no termino de comprender, especialmente cuando se han despedido a varios millones de trabajadores sin demasiadas complicaciones.

Hay un problema de fondo, que es la existencia de demasiadas empresas pequeñas y microscópicas en nuestro país. Cualquiera que tiene un trabajador contratado ya se considera empresario y muy pocas empresas superan el centenar de trabajadores, por no hablar de su facturación y de sus reservas. Unas empresas enormemente débiles, que dependen de un estado óptimo de la demanda y en las que los trabajadores no tienen, por lo general, la más mínima posibilidad de prosperar.

La misma estructura salarial plantea problemas en el acceso de los jóvenes al mercado laboral, ya que actualmente lo que realmente se premia no es tanto la productividad y competencia de un trabajador, sino el tiempo de permanencia de ese trabajador en la empresa.

Una estructura que condena sistemáticamente a los más jóvenes a los peores salarios (independientemente de la calidad de su trabajo) y dificulta la movilidad entre diferentes empresas pues un cambio de empresa (salvo los “fichajes”) implica una disminución realmente cuantiosa del salario.

Esto implicaría una cambio sustancial en la mentalidad empresarial: pagar según productividad y beneficios de la empresa. Es una cuestión de sentido común y de implicación. Hoy es una práctica absolutamente voluntaria, pero es interesante que un trabajador tenga una alternativa mejor a cobrar siempre lo mismo (con subidas por permanencia) o irse a la calle si la cosa va mal.


Archivado bajo:Celtiberia, Derecho Laboral, Economía
Posted originally: 2010-03-20 22:16:20

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