Todos los grupos parlamentarios tensaron ayer sus discursos en la víspera del cuarto debate del estado de la nación de José Luis Rodríguez Zapatero. El más difícil para él, porque llega solo, porque tiene imposible sorprender con nuevos planes y propuestas que eclipsen el fondo del debate y porque en el último momento se le ha colado un invitado incómodo: el Estatuto de Cataluña.