Adelardo, Calleja, Rivilla y Pereira, estandartes de los años sesenta y setenta, clamaban por la recuperación del carácter de sus viejos tiempos como antídoto para anular la enfermedad que corroía al Atlético actual. La falta de actitud denunciada por Quique Sánchez Flores no existía hace treinta años. Entonces remontaban cualquier adversidad con el arte y la garra de Luis, Ufarte o Salcedo. Anoche, sus sucesores demostraron que si tienen compromiso no pueden perder 3-0 ante el Recreativo. Comandados por Forlán y Agüero, apoyados por treinta mil seguidores que perdonaron el ridículo de Huelva ...