Rubalcaba es un genio de la política, con una ambición hasta ahora sumamente limitada. Después de varias décadas en diversos gobiernos acceder por primera vez a la Vicepresidencia. Rubalcaba adquiere esta relevancia cuando las cosas se encuentran muy mal para su partido, precisamente porque en esos momentos solamente los realmente buenos, los geniales, son los que puedan hacer bien las cosas.

Rubalcaba cuenta con el odio eterno de toda la derecha. Con el odio y el respeto. Pero también cuenta con la aprobación constante de la mayoría de los ciudadanos y, sobre todo, de sus votantes, entre los que causa verdadero delirio.

María Teresa Fernández de la Vega se ha ganado el respeto de muchos. Sus armas han sido trabajo, claridad y ningún gesto al aire. Me gustaría que la realidad fuese que Fernández de la Vega ha pedido ser reemplazada por puro agotamiento y Zapatero ha hecho bien pensando en ella para el Consejo de Estado, porque su experiencia merece seguir siendo aprovechada.

Me encanta Ramón Jáuregui, lo cual tiene mucho que ver con pertenecer a determinada generación. En un Ministerio de la Presidencia, descargado de muchas funciones administrativas, va a ser un extraordinario escolta político para las jugadas que Rubalcaba marque.

Se incorporan al gobierno Trinidad Jiménez y Rosa Aguilar. Trinidad Jiménez es una persona que, cuando se retire de la vida pública, tendrá un curriculum increíble, pero que nunca ha sido capaz de ganar unas elecciones en cualquier ámbito, lo cual debería ser un defecto definitivo en un curriculum político en una democracia.

Rosa Aguilar ha alcanzado un ministerio, un ministerio que tiene sus problemas pero que pasa discretamente ya que la mayoría de sus antiguas competencias están siendo ejercidas por las comunidades autónomas. En Elena Espinosa tiene un buen modelo a seguir, especial en el peliguado tema del agua, que es el único que le puede quitar el sueño y tener consecuencias políticas severas.

Pajín asciende fulgurantemente dentro de la política. Sin dejar huella en nada, sin que se le recuerde ningún mérito especial, ha ocupado todo el escalafón (el alto) del PSOE y de la política patria. Otra adorada por el Presidente. Si alguien quería darle una patadita hacia arriba, se me ocurre la embajada en Swazilandia como un destino ideal. La principal misión es reordenar el sector farmacéutico y llevar a cumplimiento la ‘unidosis’ que el Presidente anunció cuando especificó los recortes en mayo.

Variano Gómez en Trabajo e Inmigración asume el ministerio más ingrato que alguien pueda desempeñar en la España actual. Tiene muchos asuntos pendientes. No le arriendo las ganancias, pero lo peor, la reforma laboral, ya la ha dejado Corbacho hecha y protestada.

Alguien ha decidido llenar de contenido un poco más el Ministerio de Política Territorial, del Vicepresidente tercero, pues la Secretaría de Estado de la Función Pública entra dentro de sus competencias con lo que se recompone el extinto Ministerio de Administraciones Públicas.

Fuera del gobierno la principal noticia ha sido que el presidente aragonés, Marcelino Iglesias, será propuesto al Comité Federal como nuevo secretario federal de organización. Un cargo que tendrá que simultanear con la presidencia de Aragón hasta las elecciones autonómicas, porque dimitir ahora, a siete meses, queda mal. El problema es que como secretario de organización tiene que organizar las grandes líneas de la campaña socialista de las autonómicas, de forma que o le quita el tiempo a una cosa o se la quita a la otra.

La mejor valoración que he leído es la Fernández Vara en Twitter: “Creo que hay decisiones acertadas, muy acertadas. Otras están por ver”

Posted originally: 2010-10-21 09:00:24