El jamón.


El jamón.
    A  Ana le ha tocado un jamón. Un jamón de pata negra. Grande, con una moña roja en la pezuña. Habíamos ido a la cena benéfica que organizaba mi Ong para recaudar fondos para los orfanatos ucranianos. Durante varios meses, las madres de acogida de estos niños llevan trabajando para conseguir el mejor precio del restaurante, [...]


 

 

A  Ana le ha tocado un jamón. Un jamón de pata negra. Grande, con una moña roja en la pezuña.

Habíamos ido a la cena benéfica que organizaba mi Ong para recaudar fondos para los orfanatos ucranianos. Durante varios meses, las madres de acogida de estos niños llevan trabajando para conseguir el mejor precio del restaurante, las más generosas donaciones de firmas conocidas, la mayor participación de la ciudadanía de Ceuta. Un trabajo estresante y excesivo para las que no andan acostumbradas a pedir para los otros, pero he de reconocer que lo han hecho de maravilla. Supongo que llevadas por el amor que le tienen a esos niños.

Pusieron una presentación en video sobre los orfanatos, Verdi sonando de fondo, luego las caras y las sonrisas de los pequeños en Ceuta, disfrutando del sol, la playa y  una familia. Nos tocó el corazón, Se me saltaron las lágrimas a pesar de andar acostumbrada, menos mal que aún  no se me ha hecho callo el alma. Ana lloraba como una cría…

Así que concienciadas y sensibles, después de esa  presentación tan hermosa se dispusieron a vendernos papeletas para una rifa,

Ya sé que todo eso de cenas benéficas, rifas suena a damas antiguas de derechas de toda la vida, al menos es lo que me suena a mí, pero también he aprendido que el fin justifica los medios y estos eventos que sirven para que la señora tal luzca palmito y traje nuevo también sirve, sobretodo,  para recaudar fondos que paliaran algunas deficiencias. Y como los años me hacen cada vez menos crítica y más tolerante pues disfruté de la fiesta.

Rifaron cuadros de punto de cruz, toallas de diseño, bolsos de viaje propios de diva de cine… en fin. Pero lo último era lo mejor, un jamón de pata negra, donado por un prestigioso restaurante de la ciudad,  que destilaba aroma y rezumaba  grasita posado en la jamonera, de diseño también, y con una moña roja. Un lujo para el paladar, el olfato y el alma. Le  tocó a Ana, mi amiga.

El 130 la hizo saltar de un salto y feliz se abrazó a la pata de un cerdo (que no es más que eso) criado delicadamente con bellotas.

No me tocó a mi, pero sé que en la cata andaré invitada y regaremos la suerte con Barbadillo y Ribera, siempre hay algo que celebrar, y si nos acompaña tan ilustre compañero mucho mejor.

Si ustedes gustan….

 

 

 


Posted originally: 2009-11-20 22:42:24

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El jamón.


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