Nunca me importó ejercer de negra, incluso me divertía hacerle discursos a las amigas que hablaban en público. Era un trabajo creativo, un desafío teniendo en cuenta que algunas quería agradar al poder y yo llenarlos de críticas. Aprendí a redactar con un lenguaje subliminal que aunque ellas no lo pillaban a algunos los dejaba pensando..
Era muy fácil ponerse en el lugar del otro, sólo decía lo que quería decir pero utilizando las palabras que normalmente usaba quien iba a lucirse ante una publico, no era tan mala como algunos asesores o asesoras que redactan palabras imposibles de pronunciar para quienes las van a utilizar.
Tan sólo una vez que por despiste, más que por maldad cité en un discurso a Beltor Brecht y Juan Vivas, nuestro Presidente, felicitó a mi compañera por el acierto del autor, mientras ella no sabía quien era ese señor ni que narices había escrito. Así que yo me regañé por no haberle dado una clase rapidita del alemán para salir del paso.
Es muy fácil escribir para otros, para mi hasta hace un par de años era un gesto de generosidad que hacía con ilusión. Supongo que por ingenuidad también, pero es algo que mejor no analizar en este momento.
Oír tus palabras en boca de otros cuando sabes que van a hacerlo resulta una inyección de vanidad extraña.
Esta mañana oía la Ser, mientras la sede se llenaba de mujeres, ya sabéis pidiendo ropa, carros de bebé, material escolar, leche maternizada la ansiedad me rompía el alma porque tengo el corazón de luto riguroso y el dolor de los otros aumenta más mi dolor. Es una sensación extraña. Intento que no se me note porque yo estoy para ayudar no para ser consolada, así que en el rato que me han dejado con mis papeles y mi dolor a solas oigo las palabras de una política de mi partido, un texto leído donde reproduce las palabras de mi blog de hace más de un año.
“La energía no se crea ni se destruye sólo se trasforma,” y el dolor se ha convertido en rabia, una rabia feroz que me ha hecho apagar la radio, salir a la calle y rogar al espíritu de Pablo Iglesias que bañe de creatividad a los míos.