No iré esta tarde a la Plaza de los Reyes


No iré esta tarde a la Plaza de los Reyes
Para mañana está convocada una concentración en Ceuta, en la Plaza de los Reyes, en consonancia con las concentraciones y acampadas que están teniendo lugar en todo el país. No voy a ir a la concentración variadísimos motivos, algunos de los cuales me gustaría exponer y compartir. No estoy de acuerdo con la mayoría de [...]

Para mañana está convocada una concentración en Ceuta, en la Plaza de los Reyes, en consonancia con las concentraciones y acampadas que están teniendo lugar en todo el país.

No voy a ir a la concentración variadísimos motivos, algunos de los cuales me gustaría exponer y compartir.

No estoy de acuerdo con la mayoría de las propuestas. Me puede tanta creencia en que algunos cambios institucionales, cambien la faz del país. Se dan por buenas determinadas cosas, se desconocen otras y hasta se proponen algunas que ya existen.

Seré un pedante, un pejiguera, un gafapostoso, pero a mí esta peste a regeneración, a tanto gusto por las instituciones y tan pocas expresiones para la extensión de los derechos individuales, me parece poco realista, poco creíble y, lo que es más, con miradas demasiado chatas.

En el primer manifiesto se hablaba de algo que creo absolutamente necesario: la revolución ética. Yo preferiría hablar de revolución ético-social. Hay políticos, periodistas, trabajadores, empresarios, gurús de Internet y gente de la calle que me dan asco. Normalmente a todos ellos les va muy bien ante la pasividad real y directa de todos los demás. Nunca nos sublevamos ante el cara, ante el que se aprovecha, no se pliega cuando toca ni hay plantes cuando son necesarios. Se critica el fraude fiscal y social pero se acepta públicamente cobrar o pagar en negro. En definitiva uno puede tener el mejor diseño institucional de la historia, pero si falla la moralidad no hay barrera ninguna.

No me gusta el aspecto revolucionario ni la querencia a buscar concomitancias con las revueltas árabes, ni el espíritu conspiranoico o la idea de que se está haciendo historia. No me gusta la imagen de inestabilidad política que se transmite al exterior, no me gusta que se celebre que las acampadas salgan en los medios internacionales, porque la inestabilidad, el clima revolucionario, no ayuda a que vengan turistas y muchos menos a vender deuda menos cara, deuda con la que pagamos el desempleo, las pensiones no contributivas o las medicinas que el sistema de salud nos receta y subvenciona.

Hace mucho tiempo en el que no creo en el ‘número de los elegidos’, concretando, me parece que la dicotomía entre los perfectos y sabios que están en Sol y los malvados e ignorantes que van a ir a votar a los partidos mayoritarios debe dar un poquito de repugnancia democrática. Los números importan y 10.000 personas no son más que 20.000.000, ni son necesariamente mejores. Sin respeto al conciudadano, mal vamos.

Finalmente creo que hay un problema de clase. A pesar de que algunas personas que tienen mi credibilidad hablan de pluralidad en la Asamblea, lo que sale me da la impresión de ser una mezcla entre inquietudes reformistas compulsivas, de reflejar exclusivamente una mentalidad ‘urbanita’, universitaria que confunde precariedad con frustración y sobrecualificación y alejada de muchísimos sectores sociales.

Quiero esto decir que no haya motivos para quejarse o indignarse, ni mucho menos. Hay motivos, muchos y a veces más de los conocidos. Las soluciones deben ser las adecuadas y no todo vale para todo. Al menos hay gente interesada estos días por las cosas que me han hecho adquirir mentalidad de friki: sistema electoral, poderes del Estado, equilibrios, territorialidad o representación.


Filed under: Celtiberia, Ceuta, DYR.es, Madrid, Política
Posted originally: 2011-05-20 09:00:41

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