Oposiciones, función pública y alternativas


Oposiciones, función pública y alternativas
Hoy en ‘Materias Grises’ hablan sobre el sistema español de selección de empleados públicos: las célebres oposiciones. El planteamiento de Roger Senserrich se centra en un solo procedimiento de selección, la oposición, sin referirse a otros procedimientos de selección de personal que se practican, diversos y alejados del modelo opositor. Centrándonos únicamente en el sistema [...]

Hoy en ‘Materias Grises’ hablan sobre el sistema español de selección de empleados públicos: las célebres oposiciones. El planteamiento de Roger Senserrich se centra en un solo procedimiento de selección, la oposición, sin referirse a otros procedimientos de selección de personal que se practican, diversos y alejados del modelo opositor.

Centrándonos únicamente en el sistema de oposiciones (arquetípicas), el principal motivo por el que se hace al opositor memorizar centenares de temas es que el Estado nunca se ha fiado de los títulos que otorgan sus propias universidades o a las que reconoce.

La mayoría de los temarios de las oposiciones para titulados universitarios no incluyen temas que no estén en los programas de las titulaciones y aún así se les vuelve a examinar que los que se supone que saben en virtud de un título al que el Estado le da validez. Quizá la cuestión sea si los titulados saben o no saben lo que dicen sus títulos y solamente así se podrán eliminar los exámenes formales.

Es cierto que los temarios no son prueba infalible de que alguien está capacitado y que se ha producido un efecto de contagio, desde el Grupo A-1, llegando a consecuencia risibles como el someter a personal de limpieza a una prueba de cuestiones constitucionales y de Derecho Administrativo que nada tendrán que ver con su labor.

Los problemas para ‘despedir’ a un funcionario no se deben a las dificultades que se le han puesto para entrar, sino en el concepto de inamovilidad. La inamovilidad, como todos sabemos, es una garantía de la imparcialidad de la administración que evita que el gobierno de turno cambie a todos los funcionarios y coloque a sus fieles o que se amenace a un funcionario a firmar algo que no considera pertinente firmar con la pena del despido.

¿Cabe flexibilizar el sistema de oposiciones para poder seleccionar a los mejores? De entrada el número de opositores pone en evidencia que el problema está en la selección de personal en la empresa privada y en las condiciones laborales y de ascenso que ésta proporciona.

La flexibilización se está dando, especialmente en las administraciones locales, y todo el avezado que lee en una convocatoria que hay ‘una entrevista personal’ para ser interino de algo o temporal de otra cosa, sabe esto significa normalmente que hay alguna forma de ‘chanchullo’. Una ‘entrevista personal’ no significa ‘per se’ que vaya a haber algo chusco, pero la realidad que se está dando es ésa y no otra.

Y sí, el tema tiene que ver con cuestiones sociales, económicas y culturales que no se pueden cambiar fácilmente o a golpe de normativa. Buenas normas ayudarán, ayudarán también incentivos correctos y, sobre todo, que la administración no sea el único lugar donde un joven titulado pueda trabajar conforme a su titulación y no en puestos para los que está supracualificado.

[Lo dicho está más pensado para empleados públicos de los Grupos A-1 y A-2, que para los restantes grupos. Quizá sería bueno plantearlo también una entrada].


Filed under: Celtiberia, Ciencias Políticas, Corrupción, Derecho Administrativo, Derecho Constitucional, Economía, Función Pública, Política
Posted originally: 2010-10-20 18:52:48

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