- Cuando nos encontramos a escasos días de la celebración de las Elecciones Generales del 20 de noviembre, los ciudadanos estamos cada vez más convencidos de la responsabilidad de quien nos ha llevado a la mayor crisis socio económica de nuestra historia democrática; cinco millones y pico de desempleados, la economía nuevamente en recesión, el consumo desplomado y las comunidades autónomas incapaces de garantizar la prestación de servicios esenciales.

Una crisis anunciada por prestigiosos expertos en esta materia que en ningún momento recibió la respuesta adecuada desde las filas socialistas al objeto de minimizar sus graves consecuencias.

En estos momentos los españoles tenemos la obligación moral de recordar dos frases pronunciadas desde la izquierda española en los últimos años que demuestran las incongruencias en sus planteamientos: “bajar impuestos es de izquierdas” y “a quienes piden un despido más fácil y más barato les digo: ¡que no, que no!”. Las informaciones posteriores han demostrado una realidad totalmente contrapuesta puesto que, tanto en materia impositiva el partido socialista en el Gobierno ha ejecutado una subida generalizada de impuestos cuyo eje central ha sido el IVA como, en materia laboral aprobaron finalmente una reforma laboral que permite despedir a un trabajador abonándole 25 día por año trabajado frente a los 33 de antes y ERES (expedientes de regulación de empleo) por previsión de pérdidas sometidas a arbitraje.

Tampoco debemos olvidar otras decisiones ejecutadas por el Ejecutivo de izquierdas tan relevantes como, la reducción cercana al 5% en las retribuciones de los trabajadores públicos, el retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años, la congelación en las pensiones de nuestros mayores, la eliminación en las deducciones por compra de vivienda, la desaparición de la ayuda por nacimiento, sin tener en cuenta el ingreso de las familias o la eliminación en la devolución de 400€ cada año a los contribuyentes de IRPF aunque, la decisión más significativa ha sido sin duda la privatización de una parte significativa de AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) y de Loterías y Apuestas del Estado cuando siempre han criticado con dureza las que llevo a cabo los gobiernos del Partido Popular. En definitiva, jamás una formación política en el Gobierno ha mostrado tantas incongruencias entre sus planteamientos iniciales y sus actuaciones finales.