Comienzo este nuevo año agradeciendo a Ceutaldía y a sus lectores la confianza depositada en un humilde columnista, que solo pretende expresar libremente sus pensamientos sobre diferentes cuestiones de actualidad. Una vez hecha esta salvedad, debo manifestar mi plena convicción en un nuevo año que será el de la recuperación de una situación crítica protagonizada por la incapacidad de unos dirigentes socialistas, que no han podido finalizar la IX Legislatura.

No obstante, esta circunstancia no es nueva puesto que, lo mismo sucedió con otro líder socialista, Felipe González. Una etapa protagonizada también por las palabras desempleo, déficit y recesión económica aunque, en esta ocasión la herencia recibida es aún peor puesto que, existe una desviación presupuestaria muy superior a la anunciada por unos líderes que abandonan la dirección del país de la misma forma en la que llegaron, mintiendo a los españoles, la previsión anunciada del 6% para el 2011 se ha visto incrementada hasta el 8%.

En consecuencia, el nuevo año comenzará con la adopción de medidas urgentes no deseadas, temporales y excepcionales aunque, totalmente necesarias para alcanzar la recuperación de un país lastrado por la mayor tasa de desempleo de todos los estados miembros de la Unión Europea. No obstante, las primeras medidas adoptadas velarán por el bienestar de los colectivos más desfavorecidos, de esta manera se actualizarán las pensiones según las previsiones en el incremento del IPC, se mantendrán íntegras las prestaciones por desempleo y se prorrogan a partir de febrero los 400 euros a parados que agotaron su prestación.

Por todo ello, no puedo ocultar mi indignación cuando escucho a diferentes representantes de la formación política que nos ha llevado a tan crítica situación afirmar, que el plan de ajuste presentado por quienes democráticamente han recibido la confianza mayoritaria de los españoles, nos llevará a la recesión y a la destrucción de empleo. En definitiva, un partido socialista que desconfía plenamente de la capacidad de sacrificio de un pueblo, que ya fue capaz de salir airoso de una situación similar también protagonizada por los socialistas españoles, una etapa convulsa de nuestra historia política en la que las centrales sindicales mayoritarias, medios de comunicación progresistas y formaciones políticas de izquierda tomaron las calles cuando, en los últimos años han permanecido en el más absoluto silencio. España tiene futuro y los españoles lo demostraremos.