- Año nuevo, Gobierno nuevo como estaba previsto, pero mismo panorama, mismo patio lamentable… como también era de prever.

A nivel internacional, los chicos de los recados se siguen afanando en intentar explicarnos varios temas, eso sí siempre por nuestro bien y para que podamos deglutir y digerirlo todo con anestesia sin entrar a valorar por qué nos pisotean. Veamos pues las doctas razones:

-Las cosas van muy mal (ya habíamos caído, pero esto lo han provocado los de siempre ¿por qué no hablan con ellos?)

-“Hemos” gastado más de lo que podíamos (¿Hemos? ¿Quién ha gastado qué en qué? Me lo expliquen) -Los bancos deben seguir reforzándose (obvio es indicar con el dinero de quién, claro….pero no tan obvio que no nos digan para qué)

-Debemos tener confianza y paciencia (lo primero se agotó hace tiempo y de lo segundo que se lo expliquen a las millones de familias sin recursos)

-Y, finalmente, hay que hacer sacrificios por el bien de todos (definición por la que los sacrificados son los de siempre)

Ya lo ven, como en la canción, la Vida sigue igual.

Por su parte y con ritmo propio, las famosas y privadas agencias de calificación siguen estando por encima del bien y del mal. Estos buitres acorbatados, con parche en el ojo y pata de palo, continúan haciendo su agosto con total impunidad permitiéndose el lujo, encima, de darnos recomendaciones recesivas, unos consejos que aunque huelan a neoconservadurismo puro y duro (cuando no apestan a feudalismo claro) son seguidos al pie de la letra por todos, sean de las siglas y país que sean.

La receta también nos suena ya a rancio: cada vez menos medios para lo Público (Enseñanza, Sanidad, etc.) cada vez más recortes sociales, cada vez menos derechos... La solución a una crisis que, curiosamente, parece haberse sacado de los manuales de la Escuela de Chicago, siempre es la misma; insisto, todo continúa según lo establecido.

Al mismo tiempo, el dinero inyectado a los bancos sigue alimentando una economía especulativa y alejada de la productividad: en claro, nada para las empresas (algo que podría reactivar el empleo) y todo para el mercado de bonos. Bonita perspectiva de recuperación económica.

Es extraño que, aquí AL SUR DEL EDÉN, nadie se cuestione todo esto, es curioso que nadie se alce en pie de guerra contra estas medidas, es increíble que todos aceptemos la fatalidad sin caer en que, en ningún momento, hemos provocado nada de todo lo que estamos pagando con la consabida sangre, el sufrido sudor y las sentidas lágrimas.

Esta situación me lleva a las dantescas escenas que hubieron de vivirse en el Titanic, en el que todos sólo pensaban en salvarse, dejando atrás pertenencias y, a veces, hasta dignidad.

No acierto a saber muy bien por qué, pero todo esto tiene un ritmillo parecido a la música del Titanic en sus últimos momentos; todo apunta a que nos lo dejaremos todo con tal de poder salir de la crisis… y lo peor es que así no se sale de nada, y menos de una crisis. Como dice mi mañica favorita, misma melodía cargadilla de bombo que hay gente nueva. En fin, cosas del apocalíptico 2012, supongo.