- Eran tiempos muy muy grises (el color Negro es demasiado digno para aplicarlo a tiempos difíciles), un gris plomizo teñido por las balas de los unos (banda terrorista) y de los otros (extrema derecha) que, para que nos vamos engañar, eran y son iguales.

Un gris plomizo también manchado por la sangre de quienes caían bajo las armas del fascismo (sí, he dicho “fascismo”... todo el que intenta imponer de forma violenta su modo de pensar o de vida lo es, usted ya le pone cara si eso).

Efectivamente, los años 80 y 81 fueron particularmente duros (ya parece que hubiese pasado una eternidad…afortunadamente). Era una época en la que cualquier signo o síntoma era analizado hasta la saciedad. En el sesudo, y a veces vano, intento de sacar hasta la última gota de esencia para lograr averiguar las claves, se buscaba en cada artículo, en cada línea, en cada giro el más mínimo indicio que procurara vislumbrar lo que podría pasar al día siguiente. Se vivía al día, se sufría al momento….porque se moría al instante. Así de brutal.

En mi memoria queda anclado, para siempre, un editorial del 'El País que', a modo de aviso de extrema emergencia, me/nos dejó a todos sin palabras. 'Urano entra en Neptuno' (título del Editorial) avisaba, a poco que se quisiera leer, que el temido golpe de estado estaba en puertas y de los pasos que estaba llevando a cabo el Ejecutivo al respecto. El título jugaba con una alineación planetaria que debía producirse en breve. Tremendo.

Hoy, cuando los riesgos de golpe de estado toman forma de amenazas de supresión de redes sociales (no vaya a ser que al vulgo le de por pensar demasiado), hoy, quizás estemos rozando de nuevo la línea del no retorno, esa delgada línea roja que separa la lógica de lo irracional.

Parece mentira que, ya en pleno Siglo XXI, en el que somos capaces de comprar acciones en Nueva York, negociarlas en Dubai y revenderlas en Paris, parece mentira insisto que, cuando más avanzado parece que está social y tecnológicamente el ser humano (está claro que SÓLO lo parece) más nos empeñamos en caer en el absurdo más brutal.

Así, el foso entre los interpretadores de los credos religiosos se va haciendo cada vez más profundo, cada vez más insalvable. En definitiva, más mortal... Y todo ello para mayor incredulidad de quienes, como nosotros, tenemos la suerte de vivir en un lugar en que el conocimiento de las creencias hace que no existan este tipo de conflictos, o al menos lo minimiza... En fin, espero y deseo al menos.

Sin embargo, la realidad es mucho más sórdida. Está claro que algunos se empeñan en mantener viva (cuando no alimentarla de forma contundente) una reedición de la guerra de religiones a golpe de intolerancia, desdén, armas y soluciones finales. Nos encaminan, por enésima vez, a algo que nos podría llevar, como todo lo que releva del temor irracional, hacia un punto de no retorno.

¿Fantasías y elucubraciones? Pues esta vez me niego a dar el más mínimo margen: NO, no lo son. No tenemos más que asomarnos a las informaciones y podremos comprobar como unos y otros (todos en definitiva) se emplean a fondo utilizando el nombre de un dios misericordioso para dejar, si pueden, un reguero de sangre y muerte.

¿Punto y final pues? Aún no; existe, ante tanta sinrazón, el antídoto de lo evidente. A ver, esto es muy simple.

Empecemos por el principio, por : ¿Que nos diferencia sustancialmente a l@s un@s de l@s otr@s? ¿Tenemos tod@s dos pulmones, un corazón, dos riñones, brazos y piernas? Parafraseando a Kennedy, ¿vivimos en el mismo planeta, respiramos el mismo aíre y todos tenemos familia?

Joder, es que más simple no puede ser, más cristalino no lo encontraremos, ni más lógico tampoco. Sin embargo, a 'alguienes' les debe interesar que los seres humanos nos machaquemos los unos a los otros, algo que nos impida pensar que juntos, somos más... Y obviamente, a la vista está, todos picamos y acabamos, como poco, mirándonos l@s un@s a l@s otr@s como si de agresión íbamos a ser objeto. Cuanta manipulación nos aplasta... ¿Y que no nos demos cuenta... Nunca?

Ya lo dice mi mañica preferida, cuando intentan justificar la lógica a golpe de ilógica, siempre pagan los mismos. Más cierto, imposible.

Sin querer ser jugar a ser agorero, siento que, si no actuamos YA, aquí, Al Sur del Edén, muy pronto comprobaremos como Urano termina entrando en Neptuno... Si no es que ya es demasiado tarde, claro. Como siempre, usted decide.