Acostumbrados a perder


Con qué poco se conforman algunos. Vengo diciendo yo de un tiempo a esta parte que la izquierda local y su situación se resume en una frase: Se pelean por las migajas. Su falta de ambición es sobresaliente. El pasado domingo dieron un botón de muestra más.

Estaban todos muy satisfechos con el resultado electoral. Había ganado Zapatero en España. Sería por eso. Pues no. Estaban muy satisfechos con cómo le había ido a su proclamado nuevo líder, José Antonio Carracao. Pareciera que no hace falta ni ir a un Congreso para aclarar la situación del partido. Algo que a los denominados oficialistas les encantaría. Les gustaría silenciar el debate interno que se antoja muy necesario para saber cómo encarar el futuro y que todo el mundo asienta con la cabeza ante el impuesto líder. Después se quejan de que a Mariano lo designó con su dedo mágico José María Aznar. Lo raro es que el cielo no se les caiga sobre la cabeza.

Carracao ha hecho una buena campaña. Pero de ahí, a atribuirle un gran mérito en el resultado del domingo en Ceuta. En fin… Por partes. Francisco Antonio González le sacó nada menos que casi 5.500 votos, traducido en puntos 15. Si es cierto el PP bajó. Ojo. Sólo 1.200 votos. El PSOE subió. Sí. Ojo. Menos de 2.000 votos.

Analizando un poco la historia, cabe pensar que como la izquierda se pelea por las migajas están muy satisfechos con seguir perdiendo, manteniéndose unos cuantos privilegiados en su poltrona estatal y sin querer saber nada ni de Ceuta ni de los ceutíes, un pueblo que los necesita y mucho, por ejemplo para evitar que la transformación del centro sirva para llenarle los bolsillos a unos cuantos, pagar un par de buenas jubilaciones y agrandar aún más el ostracismo y la marginalidad de las barriadas periféricas, que seguirán midiendo su situación en comparación con la proa de este barco llamado Ceuta, que es el centro de la ciudad.

Carracao sube 2.000 votos, en realidad menos, no llega a 1.700. Al PSPC, los del comeniños Aróstegui les suelen votar unos 1.400 en esta ciudad por norma. No presentaban candidato al Congreso. Venga va, en las Generales, les votan menos porque no hacen una gran campaña y sus votantes pasan. Dejémoslo en 700. Ya tenemos la mitad de los votos que creció Carracao respecto a 2004. El impulso de Zapatero, presidente, que por cierto vino a Ceuta, digo yo que se tendrá que notar algo. Más en unas Generales que unas autonómicas. Aquí, el domingo, la gente sabía que se trataba de votar a Rajoy o a ZP. Y quien diga lo contrario miente. Especialmente en el PSOE, en donde Carracao no aparecía en un solo cartel. Todos, sin excepción, eran fotos de Zapatero. 700 votos se me antojan demasiados pocos para un impulso que se ha dejado notar en toda España. Menos aquí.

Tampoco hay que olvidar que tanto en estas elecciones como en las de 2004, el PSOE ha concurrido de la mano de UDCE, los de Alí, aportan más de la mitad de los votos socialistas, que a nadie le quepa la menor duda. Y si no comparen con las autonómicas.

Aún así, según el delegado del Gobierno “ha nacido un crack de la política ceutí” y los medios pro PP ríen la gracia y le dan cancha. Les interesa. ¿Por qué?

Quizás lo que no quiere el PP es que la izquierda deje de considerar un buen resultado perder por 15 puntos de diferencia y más de 5.000 votos. Que piense que perder no es lo normal, que se desacostumbre, que comience a creer que Ceuta necesita de políticas sociales y mirar un poco más al interés general y un poco menos al del partido y sus dirigentes. Que comience a pensar en crear una verdadera alternativa de izquierda, unida. Que se fije y observe que con el voto consolidado y sin movilizar, todo el mundo tenía asumida la derrota suman 14.429 votos. Que si se unen PSPC y UDCE bajo el paraguas del PSOE y eligen bien al número uno de la lista presentarán un equipo capaz, sin duda, de hacerlo mejor que Carolina Pérez, Yolanda Bel, Pedro Gordillo y compañía, por más que Vivas sea la cara amable de ese equipo que oculta la incapacidad del resto bajo una sonrisa muy amplia, una mirada teatralmente inocente y un apretón de manos detrás de otro hasta el infinito.

Quizás al PP no le interesa que la izquierda levante la cabeza del suelo de la mesa y dejen de mirar a las migajas y de pelearse por ellas, para entre todos juntos querer comerse los ricos e importantes manjares que el PP despacha encima de la mesa sin el menor atisbo de preocupación por nadie que no sean ellos mismos.

Aún así “ha nacido un crack”. Nació con el 50 por ciento de los votos escrutados. Y veremos a Enrique Moya (no sé cuántas elecciones lleva perdidas, ha logrado que el partido se disuelva y alcance un caos y una división que ni cuando Susanita) en un buen puesto que premie su gran labor. Si fuera su entrega se comprendería.

A ver qué pasa de aquí al Congreso, que previsiblemente el sector oficialista ahora que tiene candidato que mantenga garantizada una cuota de migajas, lo convocará en agosto.