El sainete zarzuelero triunfa en Ceuta


Ahí está el PSOE o lo que queda de él. Ahí está viendo pasar el tiempo. Pasaron las urnas y dictaron lo que casi todos sospechaban: abrumadora mayoría absoluta del PP conquistado hasta el penúltimo resorte de poder por la derecha más recalcitrante que sale a la calle con banderas de otro tiempo en dónde nadie era libre más allá de su cráneo. Está conquistado hasta su penúltimo escaño, el último, o el primero, es de Vivas, rostro perfecto de buena gente con el que disfrazar la ignominia de los que no creen en todos nosotros y como en la canción de Lennon sólo creen en sí mismos y en su bolsillo.

Así tras ese dictado, que como en los malos argumentos se preveía, dimitió Toñi Palomo sin que se llegara a contar el último voto. Se precipitó, y eso sólo debería ser suficiente para que esta situación le cortara el cuerpo a quien lleva sus ideales tan a pecho. Debería porque con ese último gesto honrado y honesto como ya no hay sumió al partido en lo que es hoy, tan sólo cinco meses después: nada.

Salieron las ratas profetas de las alcantarillas o los buitres de su nido para sobrevolar un partido herido de muerte. Y los que ya estaban o se acababan de ir, no tenían aún asumida la derrota electoral y lo que ello conllevaba. Como en las malas dictaduras, ninguno de los colaboradores del régimen tenían intención de que el nuevo régimen revisara su actuación y para eso sólo hay un camino perpetuar la dictadura por ejemplo bajo la cara de un hermano como en Cuba hasta que la memoria haga su trabajo y olvide o buscar una ley de punto final pactada con los que demandan un cambio y una apertura. Algo difícil cuando se ha dado la espalda a toda crítica, a toda idea, a todo fantasma cuya intención pueda ser segar la hierba que nace bajo los pies de la dictadura.

Y se montó el “sainete zarzuelero” de un partido dividido en dos bandos con cuchillos verbales en las manos para usar contra el hermano. El esperpento es tal que desde fuera acaba siendo difícil discernir quien es más carroñero, porque todos acusan a todos de buscar poder e intereses personales de cargos y prebendas que otorguen una vida plácida y llena de privilegios en la colonia. Y las dos argumentaciones son razonables y lógicas.

Y así el PSPC y UDCE miran con asombro y esperanza, con esperanza y asombro, desde un principio cómo se van sucediendo los hechos en la casa de los líos.

Y los periodistas preguntamos por la unidad de la izquierda y todos los del bando confederado y los del otro bando del PSOE dicen que sí que es posible hablar con esa gente para intentar buscar apoyos al proyecto socialista. Lo dicen en unos casos de forma más clara y en otros más taimada dejando entrever que lo de la unidad está muy bien siempre y cuando mis prebendas y privilegios de socialista bien avenido me las mantengan.

Y luego mi argumento preferido: “es que con Iván se puede hablar, pero con Juan Luis…”. Juan Luis se come a los niños. ¡Y además crudos!

Por supuesto de Mohamed Alí (el bueno) no nos fiamos porque tanta generosidad en el ofrecimiento ha de esconder algo malo viniendo además de donde viene.

Y mientras, la izquierda sigue en la rula del pescado en stock, porque el único que corta aquí el bacalao es el equipo de Juan Vivas.

Y mientras eso pasa, la ciudad mira, como dijo Gabilondo del país recientemente, para otro lado, para el lado en el que no hay problemas salvo que se inventen. Y así lo importante es manifestarse para en línea con el resto de los españoles decir lo que ya se sabe que somos españoles, aunque sea comiendo pollo en lugar de tortilla de patata.

En el caso del país qué importa la Ley de Dependencia, qué importa que se acceda por fin al dentista para todos, qué importa el cheque bebé, qué importa que muchos ciudadanos puedan por fin, después de años de explotación demostrar ante la administración que viven, se enamoran y trabajan entre nosotros y tienen derecho a pagar impuestos con todo lo que ello conlleva, aunque hayan nacido de una madre y un padre en otro lugar del mundo. No importa nada. Lo importante es saberse españoles.

En el caso de la ciudad: qué importa que la tasa de paro sea la más alta de toda España, que doble a la media y le sobren todavía cuatro o cinco puntos porcentuales, qué importa que se especule con el ladrillo no ya en el sector privado sino en el público, qué importa que no se pongan en marcha ayudas para los jóvenes por la mera guerra partidista entre administraciones de signo opuesto, qué importa que el mérito y el conocimiento y la preparación, todos juntos, queden en un segundo plano y relegados por el conocer a alguien con capacidad para enchufar en la casa grande, qué importa que todos conozcamos a alguien así, qué importa que un importante colectivo de la ciudad sea discriminado en muchos aspectos de la vida por sus creencias bajo la excusa de que Ceuta a diferencia de España es reconocidamente confesional; o peor aún, que algunos ignorantes con poder temen lo desconocido y se escudan en los tiempos modernos para apoyar sus tesis de que los que no creen en lo mismo que yo son peligrosos; o peor aún, a sabiendas de que todo eso es mentira nos viene bien el argumento para seguir sacando votos y mantener nuestros superprivilegios en la colonia. ¿Qué importa?

Lo importante es que hay un señor que bebe agua y mira para otro lado cuando le preguntan por Ceuta, lo importante es que hay un señor que quiere resucitar el pasado y tirarnos la estatua esa tan horrorosa como su mandato que tenemos ahí muerta del asco en San Antonio…

Mientras todo eso no importa y lo otro sí, la izquierda sigue peleándose entre ella ignorando la necesidad de la sociedad de encontrar un liderazgo sólido que priorice problemas, soluciones, respetos escrupulosos, humanidad, sensibilidad, solidaridad y puntos en común antes que historias para no dormir de militantes con segadora para cortar hierba bajo los pies, de pájaros que custodian su nido con maldad suprema y ninguna virtud, al parecer; o las que resucitan el pasado cruento de guerras intestinas y hablan de tipos de nariz y dardo afilado que se comen niños crudos.

Y nada de lo que pasa en esta ciudad hace hervir la sangre y superar rencores a la izquierda para plantar cara a la gestión que ignora las barriadas, despilfarra el dinero, margina por creencias y hace crecer el índice de pobreza y los que rodean al horrible círculo de la exclusión social.

¿Y estos eran los de “en positivo”!

Sí, realmente esto sí que es … un “sainete zarzuelero”.