El Gobierno se equivoca

Editorial


El Gobierno de Juan Vivas ha decidido sacar del cajón un coraje y determinación desconocidos en los cuatro años anteriores y dar un enérgico golpe encima de la mesa. El objetivo de la implacable decisión del Ejecutivo local es la empresa generadora de energía en Ceuta, Endesa, que por las palabras vertidas en los últimos días por el presidente parece ser la única culpable de todos los males que sufre Ceuta. Un enfrentamiento en el que Vivas se equivoca completamente, y que esperemos no traiga funestas consecuencias para el futuro local.

Tal y como ha podido comprobar Ceuta al día, información que en breve también estará a disposición de los lectores, la calidad del servicio eléctrico en Ceuta no es inferior a la del resto del país, sino que la iguala o incluso la supera. Efectivamente, en las últimas semanas dos incidentes en la central han provocado sendos cortes de luz, pero intentar culpar a una empresa por una circunstancia concreta de un problema generalizado que le es ajeno no es justo ni serio, ya que la mayoría de interrupciones que sufre Ceuta no tienen su origen en Endesa.

La decisión de Juan Vivas sólo se entiende desde posturas electoralistas para ganarse el voto de los descontentos y desinformados, o para superar en dureza y exabruptos al Partido Socialista, que obviamente ha tardado poco en seguir las órdenes de Madrid y atacar a la empresa que tan difícil le ha hecho la existencia al Gobierno de Zapatero. En ambos casos se trata de una decisión criticable, y no estaría mal saber si en la sede de Génova están al corriente de los virulentos ataques del Gobierno local a la empresa que tanto ha defendido Mariano Rajoy.

Pero lo más grave es que hay que recordar al presidente que Endesa es una empresa privada, y que como tal nada le obliga a permancer en Ceuta. Las siglas de la compañía ya no significan Empresa nacional de energía SA, y aunque dudo mucho que la compañía tenga ninguna intención de abandonar Ceuta, nada se lo impide si la Ciudad se dedica a tocar las narices constantemente. Y todo esto, mientras las navieras hacen lo que quieren con los ceutíes y el Gobierno local guarda un respetuoso silencio.