- 2012 se presenta como un año duro, áspero y apretado en muchos aspectos. Por mucho que sólo acabe de comenzar, sigue siendo la continuidad de la nefasta crisis que lleva años cebándose ante la permisividad de los gobiernos que ahora pretenden solucionarla a golpe de recortes y tijeretazos.

Unos recortes y tijeretazos que no afectan a todos los sectores y personas por igual y que, por tanto, no se deberían afrontar de la misma manera. Pero como saben, y por desgracia, la cuerda siempre se rompe por el lado más débil. Y ese lado más débil está personificado en los millones de personas que no encuentran trabajo en nuestro país y en aquellas que apenas cuentan con medios para cubrir sus necesidades básicas.

El hecho de que 2010 fuera el año europeo contra la pobreza y la exclusión social apenas tuvo repercusión real, y, lejos de superarlos parece que ambos, pobreza y exclusión se arraigaron más aún si cabe. Actualmente, aproximadamente diez millones de personas (cerca del 23% de la población) viven en España con apenas 500 euros mensuales, es decir, en situación de pobreza relativa.

En nuestra ciudad, el azote es peor todavía, el número de personas que viven bajo los umbrales de la pobreza crece día a día (hoy por hoy, más del 37% de la gente de Ceuta) y suele ir de la mano de no encontrar trabajo (más del 11.000 personas en situación de desempleo) formando así una especie de círculo vicioso de difícil salida. Las posibilidades de encontrar un trabajo en Ceuta son muy escasas, tanto para las personas formadas como para las que carecen de formación. De hecho, si no fuera por los (mal gestionados) planes de empleo las cifras en nuestra ciudad clamarían más aún al cielo y casi que necesitaríamos una especie de rescate.

Nuestra lamentable situación requiere de valor y compromiso para superarla. Valor para reconocer la situación en la que viven (con serias dificultades) miles de familias en Ceuta, y compromiso para trabajar en la misma dirección que lleve a nuestra ciudad a poner freno a esas cifras.

Sin embargo, el gobierno local no está siendo capaz ni de uno ni de otro y no hace más que demostrar su incongruencia y lo poco que le importan estas cifras. El más claro ejemplo son sus recortes presupuestarios en materia social (ingreso mínimo, bonobús para estudiantes, ayudas al alquiler, aportaciones a entidades sociales, etcétera)… ¿cómo se va a luchar contra la exclusión social, contra la pobreza, contra el paro si no se apuesta económicamente por ello?, ¿cómo, si se continúa manteniendo a los cargos políticos innecesarios?, ¿cómo es posible que el gobierno de la ciudad prefiera continuar gastando dinero a mansalva en publicidad, lucecitas y flores?

A ello hay que añadir la sordera política (¿o tal vez sea soberbia?) materializada en no escuchar las aportaciones que les intentamos hacer desde la oposición con un espíritu claramente constructivo. Así, con propuestas relacionadas con la creación de empleo o dotaciones presupuestarias acordes a las necesidades de los y las ceutíes nos hemos encontrado con la puerta en las narices sin ningún argumento lógico o razonable.

Nos espera un año duro pero habrá que buscar la manera de ablandarlo, suavizarlo y flexibilizarlo para que las necesidades de nuestra población encuentren respuesta y, la única manera de hacerlo, es trabajando en la dirección que marcan los y las ceutíes.