Este hecho, se nota en el quehacer diario de su gestión y se nota, de manera peculiar, en todas y cada una de las sesiones plenarias. En el momento en el que el responsable máximo de una consejería o viceconsejería durante su intervención comete algún error o pone de manifiesto, públicamente, su incapacidad e ineptitud para defender cualquier extremo, ahí está su salvavidas, o, más propiamente, su salva-intervenciones, su rescatador, personalizado en la figura de Presidente del Ejecutivo local.
Y cuando no hay defensa posible, ni salvación, ni excusa, porque se trate de asuntos que clamen al cielo, la estrategia política del Presidente da un giro de ciento ochenta grados y se pasa de defender lo indefendible (cuyo ejemplo estrella bien podría ser la subida de impuestos sutilmente presentada, y que es todo lo contrario a lo que proclama el propio partido popular a nivel nacional, amparándose en irracionales y absurdos motivos como intentar escudarse en el gobierno de la nación) a asumir las culpas, en numerosísimas ocasiones, cuando cualquier actuación no se acomete en plazo, o no se ejecuta algo publicitado hasta la saciedad ( ¿dónde está la relación de puestos de trabajo? ¿qué pasó con el plan de actuación en la barriada del Príncipe Alfonso? ¿y aquella pista de atletismo?) . Ante estas situaciones, sale siempre el Presidente, sin ningún pudor, a autoproclamarse culpable, responsable de todas y cada una de las meteduras de pata de los componentes de su equipo. Pero lo grave no es eso; lo más escabroso, es que pese a ello no se depuran responsabilidades, si no que lejos de ello, se les sacan las castañas del fuego en el momento crucial pero se les permite continuar gestionando, y con ello, continuar obrando erróneamente, una y otra vez, amparados en que papá-presidente acudirá raudo y veloz al rescate, al más puro estilo de los héroes del comic, y es que, por nefasta que sea la gestión que se haga de cualquier asunto, tienen la certeza de que nadie les moverá de la silla. Una silla a la que algunos/ as han llegado, únicamente, por criterios de amistad o de mayor afinidad, porque con sólo escarbar un poco, se ve que no hay ni profundidad, ni capacidad ni preparación para asumir responsabilidades que como digo, a muchos, les quedan grandes.
Los políticos, como tales, deben asumir tanto sus limitaciones como sus responsabilidades, además obviamente de ser humildes, y actuar por tanto en consecuencia, cosa que los gobernantes populares de Ceuta no saben hacer por más que desde la oposición, pidamos una y otra vez, una gestión acorde a los intereses de la ciudadanía y una gestión capaz de exigir y depurar responsabilidades porque, en definitiva, no se puede tapar el Sol con un solo dedo, entendiendo el Sol como las meteduras de pata de los consejeros o viceconsejeros de turno, y el dedo, el Presidente del Ejecutivo popular. En fin, que suman y siguen.