Vuelta al cole 2023 niños niñas padres madres colegio
Una madre con su hija

Mauro Falcão, escritor brasileño

En el vasto y complejo mundo de la creación, la figura materna es elv epicentro de la congregación de los elementos necesarios para dar origen a la vida. El surgimiento de un nuevo ser no se produce por antagonismo, sino por la convergencia de elementos compatibles que se combinan y se unen.

La asociación de estos innumerables factores surge de fuerzas naturales. El electromagnetismo femenino atrae exactamente lo que es adecuado para el vínculo familiar evolutivo. Similar a una turbina de generación de energía, que magnetiza  selectivamente la fisiología y la paragenética, lo que da como resultado una herencia de uno mismo. Esto resulta de la acumulación de experiencias, aprendizajes y tendencias capaces de influir en la manifestación de una nueva conciencia, surgiendo así una nueva vida física e intrafísica.

En otras palabras, el útero materno es como un santuario, donde actúan las corrientes espirituales. Allí se forma un refugio, un amparo bajo las alas de la protección Divina. Con este ambiente acogedor, las líneas del destino se incorporan a las fibras del alma, iniciando la transformación de la existencia.

En esta sagrada convivencia, estamos envueltos por un amor que trasciende los límites del tiempo y el espacio, una esencia que nos guía y protege en todas las etapas de la vida. Como seres luminiscentes reflejamos la luz materna, asimilando las enseñanzas sublimes que moldean nuestros caminos.

Así, reiniciamos el viaje que nos llevará a “habitar en el escondite del Altísimo”, encontrando en los brazos Celestiales la seguridad necesaria. En una danza eterna de amor y gratitud, padres e hijos se unen, entrelazando los hilos dorados del destino en una armonía que resuena a través de los siglos.