- Ya de por sí, el Mes de ayuno supone para los musulmanes y musulmanas la potenciación de todos los valores que impregnan la fe.

Individualmente se suele buscar la superación de uno/a mismo/a como persona en todos los sentidos y vertientes.

Y sin lugar a dudas, en estos tiempos, se hace muy importante incidir en el aspecto solidario de las personas. La solidaridad es uno de esos valores humanos por excelencia, que se transmite de manera horizontal, de colaboración imprescindible cuando se está pasando por momentos y circunstancias difíciles de las que no resulta sencillo salir.

Una de las mayores espinas que tenemos clavadas en Ceuta es la de la pobreza. La del elevadísimo número de familias que, aunque algunos no lo crean, carecen de ingresos con los que saciar las necesidades más básicas de cualquier ser humano. No me refiero sólo a personas que están en absoluta pobreza, en la indigencia, si no a aquellas familias que por culpa de la crisis se han quedado sin trabajo, a las que casi no pueden pagar el alquiler de sus casas o comprar los libros a sus hijos. Familias que hace unos años vivían relativamente bien pero que ahora necesitan de la ayuda de algunas entidades sociales porque como ellos mismos dicen, ya no tienen de dónde tirar.

Seguro que haciendo un pequeño ejercicio de reflexión conocen a personas o a familias cuyas circunstancias económicas son totalmente adversas y que apenas tienen con lo que sustentarse. Y posiblemente, siempre que pueden, intentan ser personas solidarias en la medida de sus posibilidades. Sobra decir que este es un año especialmente duro, en el que hasta Cruz Roja ha tenido que realizar su primer llamamiento de ayuda para la sociedad española por la especial crudeza de los malos tiempos que corren y que suponen que aumente la vulnerabilidad.

Es difícil que sólo con nuestro esfuerzo erradiquemos por completo la pobreza, lo sé. Pero también sé que es posible que hagamos más llevadera la situación de quienes menos tienen si les ayudamos en lo que podamos: desde un plato de comida, ropa, etcétera son muchas las formas de ser personas solidarias y todas son altamente gratificantes porque la solidaridad es algo que aporta tanto al que da, como al que recibe (me atrevería a decir que incluso más al primero que al segundo) y que pone en alza nuestra calidad humana y nuestra capacidad para ponernos en la situación de aquellas personas que ahora necesitan que alguien les ayude, y que aquí, son muchas.