Está claro que en esto de las obras de arreglo de la ciudad hay muchas incógnitas.

 

A quién le importará que las cosas se hagan bien, eso debe resultar algo incómodo para los que se lucran con ello, de los interminables días, semanas y meses que se tarda en acabar una calle que hay que reabrir para subsanar algo que se les ha olvidado. Es como si un cirujano te llama para que te saquen unas pinzas que se ha olvidado al operarte (también ha ocurrido ya).

 

Luego vienen las soluciones de última hora, el desfile de contenedores y enseres decorativos callejeros, la reducción del paso en algunas calles (en las que espero no tener que conducir una camioneta), el empeoramiento del tránsito rodado, los cortes de agua en las peores horas (justificados por interminables averías), las “mangueradas” a diario que convierten las calles en pistas de patinaje, etc…

 

Parece que a todos nos afecta, pero luego no se hacen eco en el Ayuntamiento de todo esto. Es más, se siguen recargando las calles de bustos y bolitas, unos de reciente adquisición (a saber a qué precio) y otras de reciclaje (aportadas por otra calle requetearreglada).

 

Las zonas verdes/ajardinadas se convierten en plazas de estilo desolado-granítico (que diría Mauro Entrialgo), con unas miserables y caras plantas que nunca llegan a dar una agradable sombra. ¿O es que nadie se ha dado cuenta que vivimos en una ciudad sin jardines? De La Argentina hasta San Amaro no hay ni uno. En el cruce del Morro se quisieron lucir, pero como lo tienen abandonado…

 

Y ya lo más significativo de la lúdica infantil: ¿No parece de risa la zona de columpios de la explanada de La Marina? Si es que con diez niños ya está llena, parece que no hay niños en nuestra ciudad, por eso sobran plazas de infantil en los colegios y no hay listas de espera. Que esa es otra.

 

Pero Ceuta va bien, no hay miedo entre los que gobiernan. Con Juan Vivas a la cabeza, todo lo que se haga está bien y lo que se malogre es culpa de los demás, los que no entendemos para quién están haciendo tantas “mejoras”. La Navidad se acerca y ya tendrán preparadas mil cenas de postín, agasajos para los consejeros y demás caterva. La ciudad de unos pocos que se creen mejores y a los que se les perdonan todas las fechorías, que nos trajinan como niños jugando al Monopoli, sin medir las barbaridades.

 

En fin, que habrá que afrontar el tiempo con paciencia, a ver si antes de las elecciones se ponen las pilas. Como de todas formas ven ya ganados los próximos comicios, no espero nada.