Después de la última amenaza terrorista, una más, de los islamistas fanáticos y radicales de Al-Qaeda sobre Al-Andalus, es decir, sobre España, y de su llamamiento a limpiar de franceses y de españoles el Magreb, se confirma que Ceuta y Melilla no son un problema especial en las relaciones con el mundo árabe, por lo que tratarlas de forma diferente en las relaciones con Marruecos carece de sentido. Por ello, creo llegado el momento de concretar, ahora que es tiempo de precampaña electoral, lo que, a mi juicio, debería exigir la ciudadanía a Zapatero y a Rajoy antes de darles su voto.

Que no nos engañen. La Disposición Transitoria quinta de la Constitución Española lo establece claramente. Ceuta tiene el derecho a constituirse en Comunidad Autónoma, si así lo decide su Ayuntamiento y lo aprueban las Cortes Generales por Ley Orgánica. Y además, por múltiples razones, que ya se han expuesto de forma reiterada, es lo más sensato. Si no nos quieren engañar más, lo tienen bien fácil. En Ceuta, el Partido Popular es mayoritario. El primer paso debería estar garantizado. Y en las Cortes Generales, uno de los dos, junto con sus aliados, lo será después de las elecciones. Por tanto, sólo tienen que comprometerse de forma clara y rotunda con los ciudadanos a la hora de pedir sus votos, unos y otros. Así debemos exigírselo. Si no lo hacen, entonces es que nos quieren seguir engañando.

Que no nos traten de delincuentes. En estas páginas se exponía estos días el caso de un propietario de yate, al que se le detuvo, cacheó y humilló en el puerto. La razón, que se sepa, que venía a diario a Ceuta a ver cómo iban los arreglos de su barco. Pero hay otros ejemplos. Una de las pocas empresas instaladas en nuestra ciudad al amparo de las Reglas de Origen, que además da trabajo a bastantes personas, ha sido sometida a una minuciosa inspección por parte de las autoridades europeas, pues no se creían que aquí se pudieran estar produciendo derivados lácteos de forma rentable. ¿Desconocimiento de las autoridades de Bruselas?. Puede ser. En cualquier caso, nuestras autoridades hacen poco por remediarlo. Hablar hoy de reglas de origen es tanto como someter a un sufrimiento inútil a los bienintencionados técnicos de PROCESA, que se sienten impotentes para combatir tanta incomprensión e ignorancia por parte de las autoridades nacionales.

Que no nos consideren una colonia. No es otra la realidad de nuestra economía. Un sector público artificialmente engrosado. Un sector servicios que alcanza a más del 90% de la actividad. Un sector industrial inexistente. En esta situación, la única forma de subsistir es a través de las subvenciones públicas. No hay posibilidad de generar desarrollo de forma independiente. Es la situación más cómoda para muchos. De aquí y de fuera. Lo que necesita Ceuta es desarrollo económico propio. Y para eso nos tienen que dejar que lo llevemos a cabo. Abaratando el transporte de mercancías. Desarrollando las reglas de origen. Agilizando los trámites aduaneros. Creando plataformas logísticas que den apoyo al comercio local (parece que están en ello). Fomentando industrias de alta tecnología. Reordenando los terrenos portuarios para ayudar a este desarrollo.

Que no nos usen como una pieza de negociación frente a Marruecos. Ceuta es una ciudad española y europea en África. Y también es la ciudad africana de España y de Europa. Como más nos guste. Ni somos una ciudad de otro país ocupada, ni un presidio, ni una colonia. Somos una ciudad abierta, que quiere una oportunidad para desarrollarse como las demás, en armonía con sus vecinos. Si España y Europa no son capaces de dejarle esto claro a Marruecos, de poco servirá lo demás. Y para ello, el discurso político debe ser otro. No valen las ambigüedades. Si estas cuestiones básicas no son capaces de aclararlas Zapatero y Rajoy ante los ciudadanos, entonces el debate electoral nacerá viciado desde el principio. Al menos para Ceuta.