Este era el lema de Christophe Plantin, a juicio de muchos, uno de los mayores impresores-editores de todos los tiempos. Y a su casa museo de Amberes nos disponíamos a entrar, cuando leímos por internet dos tristes noticias que afectaban a Ceuta. Una, el grave accidente sufrido por los trabajadores y el personal de seguridad, incluyendo a la Guardia Civil, que realizaban labores con explosivos en la zona destinada a la construcción de la 'macroprisión' de nuestra ciudad. Otra, el atentado perpetrado contra la sede del Diario decano, El Faro de Ceuta, en la noche del pasado 3 de marzo, que gracias a la rápida llamada de un joven, que casualmente paseaba por allí, no tuvo mayores consecuencias.

La prensa, al igual que en su día la imprenta, o actualmente internet, son las 'bestias negras' de todo tipo de dictadorzuelos, así como de aquellos que, por distintas razones, no quieren que la información y el conocimiento lleguen al ciudadano. El mismo Plantin, a pesar de ser el Primer Tipógrafo Real de Felipe II, también tuvo algunos problemas con la Inquisición, por imprimir un panfleto calvinista, que afortunadamente para él, y para los que hoy podemos disfrutar de su legado, fueron solucionados. Con todo, tuvo que estar autoexiliado en París, durante casi 18 meses, mientras que se investigaba el asunto. En aquellos tiempos de oscurantismo, fue lo más aconsejable.

 

El museo Plantin-Moretus de Amberes alberga innumerables tesoros, todos ellos acumulados por su familia durante más de 300 años. Los talleres de la imprenta de los siglos XVI y XVII, con su fundición, sala de tipos, librerías, despachos. Pero también pinturas de Rubens, grandiosos tapices, soberbios muebles de maderas nobles, tallas en madera y piedra. Y una enorme colección de manuscritos, que hoy son la delicia de los investigadores. La Biblia iluminada del rey Wenceslao IV de Bohemia. Textos litúrgicos del siglo IX. Incunables como la única Biblia de 36 líneas de Gutenberg de Bélgica. Miles de libros impresos en sus talleres. Grabados. Hojas sueltas, sin encuadernar, o 'in albis', que era como se vendían entonces los libros, pues los encuadernadores eran profesionales independientes. Y por supuesto, el Librorum Prohibitorum Index, o Índice de libros prohibidos, que aparece colgado a la entrada de su librería, tal y como lo había confeccionado Benito Arias Montano, capellán de Felipe II, y que Plantín había impreso en sus talleres. Ni siquiera el gran Erasmo de Rotterdam se libró de dichas prohibiciones y censuras.

 

Todos estos tesoros, así como el hecho de que el archivo de esta empresa familiar de los siglos XVII y XVIII contenga los primeros datos acerca de las técnicas de la imprenta, y también la historia del pensamiento y principales corrientes culturales del mundo occidental de la época, han sido motivos suficientes para que la UNESCO lo haya incorporado a su Registro de Memoria del Mundo en el año 2001.

 

Pero aquellos fueron tiempos muy agitados y difíciles para los autores y para los impresores. Hoy día, por otras razones, aunque muy parecidas, también lo son. Entonces, la Inquisición perseguía a todos los que su ortodoxia despertara dudas. Los impresores eran doblemente peligrosos, pues con sus técnicas de reproducción masiva le habían arrancado a la Iglesia la exclusividad de la difusión del conocimiento. Por eso ponían tanto celo en controlar lo que se producía y divulgaba. Hoy día ocurre casi igual. Las nuevas tecnologías están acabando con el dominio de la cultura y del conocimiento por parte de los grandes grupos de poder. Actualmente disponemos desde nuestro ordenador, de forma casi gratuita, de una cantidad de información que jamás la humanidad había podido soñar. Por eso algunos se afanan tanto en censurar esta formidable red de distribución del conocimiento. A veces con excusas que pueden parecer razonables, como preservar miles de puestos de trabajo. Pero lo que subyace detrás de esto es el deseo de controlar la información. Porque la información es poder. Esta es la cuestión.

 

La prensa libre puede llegar a ser muy peligrosa. Por eso la atacan. Unas veces con atentados. En otras ocasiones encarcelando, o matando a periodistas valientes. Rusia, China, Venezuela, Cuba, Irán, Marruecos....son ejemplos de actualidad. También comprando y manipulando grandes grupos de información, como hace Berlusconi en Italia. Y a escala mucho más pequeña, subvencionando medios informativos y pagando a mercenarios de la palabra, para que canten las excelencias de los gobernantes, y 'machaquen' a los opositores y a las voces independientes. En Ceuta se hace.

 

De cualquier forma, al igual que entonces, también ahora la humanidad superará el trance. Porque la información es libertad. Y el deseo de libertad en las personas es infinito. La clave está en el lema del Compás Dorado de Plantin. Trabajo y constancia.