Continúa la campaña electoral en España, aunque oficialmente comience esta semana. Pero están tan ajustadas las encuestas en sus previsiones de intención de voto, que cualquier acción u omisión, un simple gesto, o una conversación grabada fuera de micrófono, pueden tener innumerables lecturas. Depende de quién y para qué las haga. Y si no que se lo pregunten al Ministro Bermejo, ese que se ha gastado del presupuesto de todos los españoles la friolera de 40 millones de las antiguas pesetas en reformar una vivienda oficial para su uso y disfrute. Y mientras los funcionarios de justicia pidiendo algo que es de sentido común. Que se les pague igual que a los compañeros que han tenido la suerte de caer en una de esas Comunidades Autónomas que no escatiman fondos a la hora de subir los sueldos de sus empleados. Sería interesante estudiar la influencia de estas subidas en el voto político.

Lo anterior es un ejemplo de lo que se denomina lectura política, que no es más que una manera figurada de leer. Aunque la auténtica forma de lectura sería la que siempre hemos entendido como tal. Es decir, la lectura de un libro, o de cualquier medio escrito. En este caso las modalidades serían muy diversas. Y también las motivaciones. O incluso las interpretaciones. Por ejemplo, si nos leemos los informes que se han realizado para justificar la tropelía del traslado del mercado de abastos a la Manzana del Revellín, seguro que no encontramos a muchos que las entiendan de la misma forma. Salvo los de los 25 años de Paz. En ellos no hay duda. La única interpretación posible es la que han hecho su Presidente y su Vicepresidente. Todo por el bien común de ambos.

Pero hay otra forma de leer. Escribiendo. Pues para hacerlo, previamente has de escoger un tema. Que además sea de actualidad. Documentarte lo mejor posible sobre el mismo. Y con todo ello, construir un mensaje que sea útil y que interese a los posibles lectores. 'Escribir es la manera más profunda de leer la vida', decía el ya desaparecido Francisco Umbral. Y efectivamente, creo que llevaba toda la razón. Porque es la vida la que se tiene que analizar e interpretar para poder, después, crear algo y transmitirlo, lo que a su vez generará distintas lecturas e interpretaciones de otros, que volverán a escribir y a transmitir. No es más que el deseo, y la necesidad, del ser humano de comunicarse con los demás. Esto es la vida.

Hace justamente ahora un año que comencé esta experiencia de escritura semanal. Es muy gratificante. Por la necesidad vital de expresarte libremente. Pero también por el deseo de fomentar el debate y de compartir conocimientos. La mejor recompensa es que llegue a sus destinatarios. Que sirva de reflexión y de sana crítica. Recomiendo y animo a que se practique, pues los beneficios son grandes. Leer, como escribir, es cultura. Y la cultura es la que puede mejorar el mundo. Aunque algunos se empeñen en reducirla al tamaño de una ceja, o de un mercado de abastos.

Y es que la igualdad, como la libertad, se consigue plenamente cuando los ciudadanos están formados y tienen acceso a toda la información existente. Por esto los poderosos no desean compartir la información con los demás. Y por eso tanto interés en controlar la tremenda revolución cultural que está suponiendo el libre acceso a internet. Y también por estas razones tenemos que seguir leyendo y escribiendo. Porque así aprendemos a vivir la vida y a mejorar el mundo.