En su genial Tronera del diario El Mundo del pasado 17 de agosto, Antonio Gala escribía sobre la denominada generación Ni-Ni. La que ni estudia ni trabaja. Y además nos decía que lo habíamos conseguido entre todos. Jóvenes sin proyectos. Pocos esfuerzos, por temor a frustrarse. Incertidumbre en el empleo y en la pareja. Sin perspectivas de futuro. Sin vocaciones claras. Una generación perdida, que existía, pero que la crisis la ha puesto de manifiesto.

 

La verdad es que la imaginación humana no tiene límite. Sobre todo a la hora de crear estereotipos. Primero fueron los 'mileuristas'. Jóvenes con formación y trabajo, pero que no alcanzaban los mil euros para vivir. Pronto se impusieron los 'seiscientoseuristas'. Es decir, lo mismo, pero con menos recursos. Ahora vienen los NiNi's, que son como la versión pobre de los BoBo's, esos jóvenes bohemios, con aspecto desaliñado, pero ricos y con costumbres burguesas. Los siguientes no sé quiénes serán, pero a este paso cualquier cosa será posible.

El origen de este debate sociológico se encuentra en la encuesta de Metroscopia, según informaba José Luis Barbería en un reportaje del pasado 22 de junio en el diario El País, que daba el dato de que el 54% de los jóvenes españoles entre 18 y 34 años decían no tener proyecto de vida por el que sentirse ilusionados. También que el 80% de los jóvenes no se sentía satisfecho con su vida, o que sólo el 40% tenía un trabajo acorde con sus estudios. El problema es saber por qué ocurre esto y ver si tiene solución.

Sobre las causas hay opiniones de todo tipo. Unos piensan que el origen del mal está en nuestro sistema educativo y el abandono de la cultura del esfuerzo. Otros creen que los culpables son los medios de comunicación de masas y la propaganda consumista que continuamente nos hacen. Desde un punto de vista más técnico, algunos juristas como el Juez Calatayud, en su famoso 'decálogo para formar un delincuente' relaciona los comportamientos permisivos de los padres con que los hijos no quieran trabajar ni estudiar. Y desde la sociología el catedrático Eduardo Bericat nos habla de modelo de sociedad agotado y de búsqueda de una nueva sociedad.

Teorías aparte, la realidad es que en España la tasa de paro se sitúa en el 17,92%, por encima de los cuatro millones, y va en aumento. El mayor incremento de desempleo se da entre los jóvenes de 20 a 24 años. Y además, la tasa de temporalidad se sitúa en el 25,24%. Y lo más grave. El total de hogares con todos los miembros activos parados es más del millón cien mil. Si trasladamos estos datos a Ceuta, en donde el porcentaje de niños hasta los 15 años supera la media nacional en más de seis puntos, la situación se complica. Por esta razón, del total de parados de la ciudad, los tramos de edad hasta los 34 años representan unos porcentajes más altos que en el resto del país.

Cierto es que una gran parte de la población joven se independiza a partir de los 30 o 35 años de edad. Mientras se dedican a vivir de los padres, estudien o no. Y que esto lo consentimos los padres, quizás en la esperanza de que con una mayor formación sus perspectivas profesionales serán mejores. Pero no es menos cierto que la situación del mercado laboral no está para darnos muchas alegrías. Y no sólo ahora con la crisis económica. También antes. Además de por el paro, por los escasos salarios que hay. Algo más de 14.000 euros brutos anuales es el salario más frecuente, según la última encuesta de estructura salarial. Es decir, que mileurista es la inmensa mayoría de trabajadores de nuestro país. Con estas perspectivas ¿qué ilusión van a tener los jóvenes?.

Como dice Alain Touraine en el prólogo del libro del sociólogo José Félix Tezanos 'Juventud y exclusión social', tendemos a un mundo de esclavos libres y tecnócratas. Y en estas circunstancias es donde se está produciendo la quiebra cultural de los jóvenes, que nos lleva a una situación bastante complicada e inestable. Aunque, quién sabe, igual tenemos una nueva Revolución en marcha, porque lo que ocurre es que los jóvenes se niegan a aceptar ese futuro, y no nos estamos dando cuenta, como dicen otros.

Sea lo que sea, estoy seguro que, como en otros momentos, también seremos capaces de salir de esta situación. Pero todos juntos, como decía Obama, que en esto llevaba razón. Porque el futuro nos pertenece.