Ya han tomado posesión en sus cargos los agraciados. ¡Por fin!. Los que esperaban con ansiedad el nombramiento por su contribución a la “causa”, ya han recibido la prebenda. Ahora quedan cuatro largos años para contemplar la vida con la tranquilidad que te da el estar viviendo del erario público. En algunos casos, se contratarán empresas externas para realizar importantes proyectos para la ciudad. Muchos de ellos se quedarán en eso. En proyectos que adornan las estanterías de los sucesivos Consejeros. Aunque se anunciarán en todos los medios de comunicación. Se venderán como ideas excepcionales, como la solución para sacar a la ciudad del pozo en el que se encuentra. Pero nada de esto ocurrirá. La ciudad seguirá como hasta ahora, aunque con menos dinero, pues las empresas externas se habrán llevado una importante parte del presupuesto por rellenar los modelos que tienen preparados para todos los incautos que les contratan.

Pero hay otra forma de hacer política. Dentro y fuera de las instituciones. En Ceuta, el partido que ha presentado una lista de candidatos en la que se recogía la heterogeneidad de la ciudad, y que ha formulado las propuestas más populares e imaginativas, ha quedado fuera de la Asamblea. Y ello a pesar de haber obtenido bastantes más votos que en las anteriores elecciones. No ha podido ser. El fatídico 5% ha impedido, nuevamente, que algunos de sus miembros se sentaran en la Asamblea. Yo no me lo esperaba, aunque tampoco me preocupa en exceso, pues entiendo que este partido, el PSPC, representa una forma de hacer política distinta. Una concepción de la vida y de la lucha social que fundamentalmente se hace mejor desde fuera de las instituciones, pues se debe desarrollar con los ciudadanos, con sus problemas cotidianos en la calle. Aunque, claro está, sin que ello signifique que no tenga derecho a estar dentro de las instituciones.

La política era para los griegos algo esencial, pues representaba la “ciudad' y, por extensión, 'asentamiento permanente de seres humanos'. La urbe, es decir, la polis, se convirtió en la unidad orgánica esencial de las comunidades aglutinadas a su alrededor. En consecuencia, toda la actividad relacionada con la organización de esas comunidades se refería principalmente a la polis misma. De allí el nombre de política que se le dio a la ciencia, estudio o tratado relacionado con la vida de la polis. Sin embargo, a Maquiavelo se le atribuye el descubrimiento de una política autónoma, independiente de los principios generales y al margen de consideraciones de orden moral.

Bajo mi punto de vista, la política representa todo aquello que importa a los ciudadanos, a su quehacer y vida diaria. Por tanto, tan político es el miembro de una asociación de vecinos, como el sindicalista, como el de una organización ecologista, como el de un partido político. La clave está en trabajar por todo aquello que interese a los ciudadanos y mejore su nivel y calidad de vida, sin perjudicar a nadie. En términos teóricos y utilitaristas, sería algo así como buscar el óptimo paretiano, consistente en conseguir una situación en la que sin que nadie empeore, alguien salga beneficiado. Y para conseguir esto ¿es imprescindible ejercer el poder?, ¿es necesario estar dentro de las instituciones?. Sinceramente, creo que no.

Las grandes conquistas sociales han venido casi siempre de la mano de movilizaciones sociales. La jornada de ocho horas, el derecho al sufragio de la mujer, la igualdad de derechos de los negros americanos. En Ceuta, fue precisa una masiva movilización social para darse cuenta que era necesaria una Autonomía en igualdad de condiciones que el resto de territorios del Estado español. El problema es que esto no tuvo continuidad en la calle. Que algunos de los grupos promotores de esta reivindicación, o desaparecieron, o quedaron engullidos por los grandes partidos nacionales. El partido socialista y el partido popular en Ceuta no son más que franquicias de grandes marcas que deciden su política electoral en sus cuarteles generales de la capital del reino, y en los que para ellos esta ciudad no representa más que un diputado y dos senadores.

Por todas estas razones, sigue siendo necesaria la existencia de un partido político que mantenga viva la llama de la especificidad de esta tierra. Y para hacerlo no es imprescindible estar en la Asamblea como miembro elegido. Los casi dos mil votantes y los muchos más simpatizantes, esperan una actuación decidida en este y otros sentidos. Es necesario que el programa electoral expuesto a la ciudadanía tenga continuidad. En forma de campañas periódicas, de artículos de prensa, de concentraciones, de manifestaciones. Todas estas acciones las ampara la Constitución española y además, son un derecho ciudadano. La cuestión es saber plantearlo y encauzarlo. Y en esto creo que el PSPC no tiene que pedir muchos consejos, aunque tampoco pasa nada por aceptarlos, si se le dan y son sinceros.

A mí se me ocurre que una buena continuación de la petición tramitada de que el Rey venga a Ceuta, podría ser iniciar una campaña de concienciación de la necesidad de que Ceuta sea Comunidad Autónoma. Ciudadanos con ganas de iniciarla los hay. Profesionales con conocimientos para explicarlo también. Periodistas ávidos de noticias de este tipo, la mayoría. Políticos dispuestos a defenderlo, espero que también. Sólo es cuestión de ponerse manos a la obra.